Regidores bajo el yugo de un alcalde 'templario'

El presidente municipal detenido, Uriel Chávez, organizaba encuentros con los altos líderes de la banda criminal.

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José Martín Gómez, elegido para hablar a cuadro. (Jorge Carballo/Milenio)
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Juan Pablo Becerra Acosta/Milenio
APATZINGÁN, Michoacán.- Se reúnen ante la mesa de un restaurante local. Deliberan. Tienen miradas de preocupación. Se vuelven a un lado y a otro para observar los rostros de quienes entran al lugar. Temen que algún operador, algún halcón los delate, informe que están a punto de hablar con periodistas.

Ocho regidores de Apatzingán (de un total de 12) vuelven a lo suyo: buscan decidir qué deben decir y de qué no deben hablar. Una hora después eligen quién saldrá a cuadro a nombre de todos. Optan por José Martín Gómez Ramírez, regidor panista de Industria y Comercio.

Contará lo que implicaba vivir bajo el yugo del presidente municipal (PRI) Uriel Chávez Mendoza, detenido por la procuraduría de Michoacán por nexos con el crimen organizado, por extorsionar a tres de ellos.

Gómez Ramírez se sienta. Se frota las manos. Casi nunca dejará de sonreír. Sonrisa de nervios. Suda, no solo por los 40 grados de temperatura que se padecen en la capital calentana. Varios compañeros escuchan sus palabras, ellos sí, con ojos desorbitados, con pánico imborrable, con los labios secos. Es su historia, la de todos, la de sobrevivir bajo la espada templaria...

—¿Cómo se vivió la administración de Uriel Chávez?

—Ha sido una presidencia llena de amenazas. Desde que entramos al ayuntamiento, el primer día, se nos explica que nos descontarán 20 mil pesos al mes. Nos lo explica el presidente municipal en una reunión de trabajo, luego de una sesión de cabildo, la primera que tuvimos. Protestamos, porque nosotros ganamos $56 mil pesos al mes.

—¿Les dijo por qué?

—Nos dijo que era instrucción del cerro, de Los caballeros templarios. Se alega, se discute y él nos dice que podemos ir al cerro a discutirlo allá. Y nos explica: "Les querían descontar 40 mil pesos, pero yo abogué por ustedes".

—¿Los llevó al cerro?

—A los 15 días nos citan en un paraje desolado. En un pueblo que se llama Las Bateas. En un área donde no hay nada. Llegamos y tienen 12 sillas para los regidores. Hay gente con armas largas y una patrulla de la policía municipal. Está el presidente municipal con el jefe de plaza. Yo pienso, sin ser exacto, que era el cuarto en la estructura de los templarios. Su nombre es Rigo Díaz Soto (fuentes de inteligencia del gobierno le atribuyen el cobro de extorsiones en el lugar). Él nos presenta a Rigo y nos explica: "Él es mi compadre, pero más que mi compadre, es mi hermano". Rigo nos explica en pocas palabras: "La empresa anda mal, van a tener que cooperar con 20 mil pesos al mes".

Los regidores protestan y él nos dice: "Quien tenga problemas económicos, escriba una carta; se la hacemos llegar a El Chayo (Nazario Moreno, líder templario abatido). Él en realidad es de buen corazón. Si tu necesidad es real, Chayo te va a apoyar económicamente y no vas a tener problemas. Y esto es temporal, cuando las cosas mejoren a ustedes también les va a ir bien".

—No tenían opción, supongo...

Habla de una especie de adoctrinamiento del miedo que se les impuso...

—En estos dos años el crimen organizado se encargó de educarnos. Cortaban una, dos, tres o cinco cabezas. En el monumento a Lázaro Cárdenas sentaban a una persona en una silla y le atravesaban una espada en el pecho.

El nivel de pánico en la población es increíble. Ahora, a pesar de que Uriel está arraigado, cientos de personas se nos acercan y nos dicen: "A mí me amenazó, a mí me dijo que me iba a matar". Y se les dice: "Vamos a denunciar". aún con él en prisión, la gente está espantada y se rehúsa a denunciar.Hay gente que llora y se desmaya, pero se rehúsa a denunciar. La gente quedó bien educada...

Narra las amenazas a sus cercanos, a sus parientes, como las que padecen otros regidores que dicen temer por sus familias...

—El secretario del ayuntamiento se aproxima a alguien cercano a mí y le explica: "Si andas con Martín y él sufre un atentado, tú también te vas a morir". El alcalde, a esa misma persona, le preguntó: "¿Qué pasaría si te levantan y te torturan? ¿Tú crees que es correcto que tú sufras estos riesgos por las actitudes del regidor?"

—¿Y tú por qué sales ante la cámara, por qué sí te atreves, si nadie lo hace? —se le cuestiona.

—Yo asumo que en dos años me llené de miedo y ya no me cabe más miedo. Lo que él (el alcalde) diga, las amenazas, ya no me pueden espantar más. Fueron dos años de pánico. De sangre. Llegaron a venir a la Sala de Regidores gente (templarios) diciendo: "A ver señores, no están apoyando al movimiento". Y a regañar a todos los regidores, porque sentían que no apoyábamos con la suficiente energía la causa templaria. La presión sobre nosotros era brutal.

Nadie escapaba de estar en contacto con los líderes de ese cártel. Cuenta...

—Una vez nos llevaron a todo el cabildo a una reunión con 300 personas donde estaba Chayo, (Enrique) Kike (Plancarte), (Dionisio Loya Plancarte) El Tío. Estas 300 gentes, el cabildo incluido, saludaron de mano a cada uno de esos líderes. Todos los medios en Apatzingán lo saben. Eso ocurrió en febrero de 2012, pasando el poblado de Holanda, en la oficina de los ejidatarios.

El lugar donde supuestamente había muerto a balazos Nazario Moreno, en un enfrentamiento con tropas federales, en el sexenio de Felipe Calderón.

—¿Y estos días, luego de su detención, cómo los viven?

—Veo a la gente muy estresada por temor a represalias. A mí se me acerca mucha gente y me dice: "El papá del presidente es muy peligroso". No suena como consejo, sino como amenaza. Eso que hacen conmigo lo hacen con todos los regidores. Y les funciona. Pero ocho regidores hemos decidido salir, dar la cara...

Se termina la charla. Recuerda la primera vez que se inconformó con las órdenes del alcalde. Inicios de 2012. Sonó su teléfono móvil.

—Me llaman por teléfono y me dicen: "Nos explican que eres muy difícil. ¿Vas a jalar? ¿O no?". Yo les digo: "Cuenten conmigo".

La vida bajo el yugo de un alcalde templario en Apatzingán.

No hay autoridad en Apatzingán

Tras la detención del alcalde Uriel Chávez, el secretario del ayuntamiento, Eloy Velázquez López, funge como encargado de despacho; sin embargo, se encuentra de vacaciones, según el regidor panista Martín Gómez.

"Le marqué para preguntarle cuándo íbamos a sesionar y atender la situación del municipio (...) pero me informó que andaba de vacaciones con su familia en la ciudad de León", detalló.

El abogado Eduardo Quintero informó que llevará la defensa del alcalde de Apatzingán, detenido y acusado del delito de extorsión contra integrantes del cabildo de ese ayuntamiento.

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