Reportaje. Iztapalapa: Bandas, balas y crimen

Armas de fuego de alto poder y 'hechizas' proliferan en 65 colonias de esa delegación, donde operan de 150 a 190 pandillas, según datos oficiales.

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Los hechos delictivos son comunes en Iztapalapa. (Agencias)
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Humberto Ríos Navarrete/MILENIO
MÉXICO, D.F.- En el oriente de la ciudad, las bandas delictivas se mueven en autos robados, y las edades de sus integrantes, la mayoría adolescentes, van de 12 a 30 años. En la delegación Iztapalapa, según estudio del Instituto de Formación Profesional, de la PGDF, operan entre 150 y 190 de esas pandillas, dedicadas a diversos delitos, como el del tráfico de armas de “alto poder”, entre éstas rifles AK-47, manipulados por grupos motorizados que se disputan territorios.

Existen 512 colonias en esa demarcación, 65 de las cuales, según el texto oficial, son refugios de delincuentes. Las de “mayor denuncias de narcomenudeo”, por ejemplo, son Juan Escutia, Santa Marta Acatitla Norte, Unidad Emita Zaragoza y El Salado.

Y algunas, incluso, “tienen su especialidad”, como la Juan Escutia, que también se dedica al robo de autos; Desarrollo Urbano Quetzalcoalt, a la distribución de drogas; en Ejército de Oriente, asalto a transportistas; en Santa María Aztahuacán, almacenaje de productos robados, y en Ermita Zaragoza, al tráfico de armas.

El documento titulado Bandas Juveniles, Modelo para el estudio de la inseguridad Pública: el caso Iztapalapa señala que “la tendencia juvenil a reunirse como forma de sociabilidad se convierte en fundamento para la generación de bandas que siendo su objetivo inicial la diversión ocasional, pronto deviene en formas de organización y obtención de mayores cantidades de dinero” con “armas blancas y de fuego, algunas hechizas, y autos de lujo robados”

El análisis retrata un panorama sobre el crimen que aún se mantiene en esa delegación y cuya frontera con municipios mexiquenses, como Nezahualcóyotl, es porosa en el tráfico de drogas, robo de autos y autopartes, entre otros ilícitos, y compite con Cuauhtémoc y Gustavo A. Madero, según estadísticas de la Procuraduría General de Justicia del DF.

 

No son novedad los ajustes de cuenta en esta delegación con casi dos millones de habitantes

“El tamaño de las bandas oscila entre veinte y hasta cien miembros”, precisa el documento. “Una pandilla que controla un territorio entra en contacto y alianza comercial con narcotraficantes (o bandas de robo de autos o de mercancías, etcétera), entonces ya se integra como delictiva, es decir, como banda que controla un territorio mediante la violencia extrema con la finalidad de monopolizar la distribución y venta de drogas en su territorio”.

Y “por si esto no fuera suficiente, se está presentando el fenómeno de las ejecuciones a plena luz del día, donde unos individuos a bordo de un automóvil disparan con rifles de asalto AK-47, cuernos de chivo, a los ocupantes de otro auto en circulación, al estilo de las narcoejecuciones”, anota, para luego deslizar: “la Secretaría de la Defensa Nacional ha aplicado el dos años consecutivos el programa Canje de Armas por Despensas sin averiguar el origen del armamento”.

Y ya no es novedad que se originen ajustes de cuenta en Iztapalapa, con casi dos millones de habitantes, la más poblada de las 16 delegaciones políticas. Concentra, asimismo, el mayor número de personas marginadas, con 26 por ciento, después de Gustavo A. Madero, con 11.4, y detrás, Álvaro Obregón, con 9.7 por ciento.

Una de las primeras ejecuciones de este año ocurrió en marzo pasado en Iztapalapa, cuando dos individuos acribillaron a un taxista ex convicto y a su esposa embarazada, quienes viajaban en su vehículo, en la colonia San Juan Xalpa.

Los presuntos fueron apresados, pues más tarde los acompañaría un policía, amigo suyo, en su día de descanso, quien escuchó decir a Hugo: “Me acabo de comer a dos personas”.

Y el otro, Félix, preguntó:

—¿Los de la otra vez?

Y Víctor respondió que sí y rió y subió el volumen del auto estéreo y aceleró, por lo que el policía, según su testimonio, le dijo que se iba a bajar y Víctor, al volante, le respondió: “ahorita, ahorita”.

Fue el momento en que se percatan que una patrulla de Seguridad Pública los perseguía, a lo que Víctor exclamó: “¡Ya valió ver..., pero que me detengan, no traigo nada!”.

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