Reyes Magos: un zapatero, un taquero y un constructor

Tres hombres de León suplen a los personajes originales y alimentan la ilusión de niños en Guanajuato, a los que recomiendan portarse bien.

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Los Reyes Magos leoneses premian cada 6 de enero el buen comportamiento de los menores. (Milenio)
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Agencias
LEÓN, Guanajuato.- Melchor es zapatero, Gaspar es taquero y Baltazar, el rey negrito, trabaja en la industria de la construcción.

Todos son leoneses y sí, trabajan para los Reyes Magos, los que tienen sus estrellas en el cielo, los que tardan seis meses en bajar para repartir juguetes. 

Pero estos reyes no tardan seis meses para llegar a la Plaza Principal de León. Durante la última semana de cada año y la primera del Año Nuevo, estos leoneses corren de un trabajo a otro. No se pueden tardar. “

Saliendo de aquí, voy a la taquería”, cuenta Gaspar. Es que, según él, hay que ayudarse y aprovechar las oportunidades de trabajo. 

Melchor y Baltazar vuelven a sus trabajos hasta la próxima semana.

El primero, cuenta que trabaja en una fábrica de calzado, sin embargo, desde el 20 de diciembre paró la producción para tener un descanso en la temporada navideña. 

Baltazar, en cambio, viaja mucho a distintas partes de Guanajuato y estados vecinos, debido a su trabajo en una empresa constructora, la cual reanudará sus labores el día 8 de enero. 

Sin animales

Ellos no tienen elefante, caballo, ni camello, sin embargo eso no impide que lleguen puntuales a esperar a los pequeñitos.

Casi al medio día ya están ahí, con sus coloridas ropas antiguas, sus capas además de su distintivo: Las brillantes coronas y las joyas que portan. 

Como todos los niños del mundo quieren tomarse la foto con estos repartidores de ilusiones y sonrisas, ellos muy bien saben que deben tener representantes en todas las ciudades que existen. 

Por eso ellos aceptaron este trabajo de suplir a los Reyes Magos, aunque significara trabajar durante vacaciones.  

No es nada más vestirnos como ellos y estar aquí saludando a todos. No. Necesitamos también alimentar la ilusión de los niños”, cuenta Gaspar. 

Premio al que se porta bien

Parte de esta labor consiste también en recordarle a los niños que la vida se encarga de otorgar a las personas lo que se merecen, y que por eso es bueno portarse bien. 

A veces los mismos papás nos dicen, sin que los niños se den cuenta, que les comentemos de que ya se contenten con su hermano, o que reconozcan alguna travesura. Y nosotros les ayudamos a que eso pase”, cuenta uno de los reyes. 

Aún cuando su vestuario llama la atención de chicos y grandes, a estos Reyes Magos les da frío en las últimas horas de su jornada. “

Traemos ropa abajo, lo normal, un suéter y ya”, cuenta Melchor, luego de levantar su túnica verde y dejar ver un pantalón de mezclilla gris, con una raspada en la rodilla. 

Es que estos Reyes son humanos. Tan normales que también vivirán un 6 de enero al lado de sus hijos, con la ilusión intacta de que los reyes para los que trabajan, visiten sus hogares.

Ayer vinieron mis hijos, y me preguntaron si sí soy su papá o no. Les contesté que sí, sólo que estoy trabajando para los Reyes Magos porque Gaspar llevó a vacunar a su elefante y no pudo venir”, dijo uno de ellos.

(Con información de Milenio)

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