Cuando la comida se volvió una adicción yo...

Según los integrantes de ese grupo, para muchos el alimento no solo sacia una necesidad física, sino algo más complejo escondido en sus emociones.

|
En México, hay 8 entidades federativas que tienen grupos de Tragones Anónimos, un programa de recuperación de 12 pasos para las personas que son adictas a la comida. La imagen es de contexto y con fines meramente ilustrativos. (Informateaca.com)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Liliana Sosa/Milenio Digital
MÉXICO, DF.- De acuerdo con las cifras oficiales de la Secretaría de Salud, hay 48.6 millones de adultos con obesidad o sobrepeso y varios intentan dietas, bebidas y ungüentos milagrosos para reducir los kilos de más; sin embargo, esa promesa mágica de bajar de talla en semanas o días dista mucho de la realidad y el propósito casi siempre termina en desilusión.

Por ello, bajo un esquema basado en los 12 pasos que utiliza Alcohólicos Anónimos, desde hace 31 años los grupos de Tragones Anónimos (TA) del país intentan ayudar a la gente que no controla sus deseos de comer. Incluso, afirman, hay personas que deben ser “anexadas” (internadas).

Según los integrantes de esa organización, el alimento no solo sacia una necesidad física, sino que satisface algo más complejo escondido en sus emociones, motivo por el cual entre los mexicanos existen miles de historias unidas por la comida.

La lucha de Margarita

“No carecí de alimento y estima, pero fui una niña muy aislada, muy abandonada. A mí me decían: ‘Hoy cumples nueve o 10 años, aquí está tu pastel y te lo comes con tus hermanas’”, comentó Margarita al recordar que en esas celebraciones no le organizaban una fiesta con amigos de su edad.

“Yo empezaba a picar el pastel y comer y comer. Ese descuido, ese abandono, era lo que me hacía alimentarme tanto”, abundó la mujer que, a sus más de 70 años, sigue en plena lucha contra su padecimiento.

Margarita es un ejemplo de las personas que han tenido que ser anexadas; un problema en la columna producido por cargar sus 120 kilos de peso la llevó a tomar medidas radicales, las reuniones no eran suficientes y optó por encerrarse en las oficinas del grupo llamado Victoria de Durango, localizadas en la colonia Popotla, al norte de la delegación Miguel Hidalgo.

Desde hace seis meses la mujer es atendida por el resto de los integrantes del grupo, vigilan lo que come y la escuchan cuando lo necesita. Ella está feliz y bajando de peso.

“La comida es más poderosa que yo, no puedo con ella, me derroto, por eso me tuve que venir a anexar”, cuenta la Margarita, ahora con 79 kilogramos.

Aunque las historias son distintas, los integrantes de TA tienen en común haber sufrido discriminación, burla, señalamientos, apodos y rechazo, además de que todos intentaron varios métodos para bajar de peso sin muchos resultados: homeopatía, acupuntura, vendas, nutriólogos, dietas, yerbas, ejercicio… lo que les dijeran que los haría perder los kilos que, dicen, Dios les regaló.

Tragones Anónimos se formó en el estado de Durango y actualmente hay grupos en Aguascalientes, Coahuila, Colima, Jalisco, Nuevo León y Zacatecas.

En el Distrito Federal operan dos grupos, uno en la colonia Popotla y otra en el Centro, además, dentro de la zona metropolitana hay otro, en Cuautitlán Izcalli.

El caso de Rosy

Hace cuatro años que llegó Rosy al grupo con sus 130 kilos encima y asegura que, sin darse cuenta, ella repitió la educación que le dieron, porque ahora su hijo tiene el mismo problema de obesidad. Su lucha para controlar los deseos de comer es diaria.

Coincide en que no hay mejor forma de tratar esta enfermedad que combatiendo las emociones, porque “todo me lleva a tragar, si yo estoy contenta trago, si estoy enojada trago, triste trago… ¡y por todo trago!; para mí es una situación bastante difícil”, cuenta esperanzada en que va lograr llegar a su peso ideal.

La hermandad que se genera entre los miembros del grupo los motiva a seguir adelante; cuando alguien cae o sucumbe a un antojo, el grupo está ahí para apoyarlo y saber qué fue lo que motivo esa recaída.

La mayoría cuenta que el problema viene desde la niñez, algunas dicen que nacieron con él, otras, cuentan que se trata de la educación que hay en las casas porque las madres muestran el amor a sus hijos a través de la comida.

Los miembros de TA opinan que la etapa de la adolescencia fue la más complicada, la búsqueda de amor muchas veces traía consigo una gran desilusión.

“Yo quería conquistar novio como mis amiguitas y es muy doloroso que te guste un niño y en lugar de que te dé un piropo te diga ahí va la gorda, es un sufrimiento muy fuerte”, agregó Margarita.

Ahora, a pesar de los momentos que vivieron, todos los integrantes tienen la seguridad de que las cosas van a cambiar con la ayuda de Tragones Anónimos .

Lo más leído

skeleton





skeleton