Sorprende procesión del santo Niño Cristero en Roma

La peregrinación en honor a San José Sánchez del Río sorprendió a turistas en el cosmopolita barrio romano de Trastevere.

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Cientos de mexicanos participaron en una misa de acción de gracias por la declaración como santo del "niño cristero", José Sánchez del Río, en la basílica de Santa María ubicada en el célebre barrio Trastevere de Roma. (Notimex)
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Agencias
CIUDAD DEL VATICANO.- Más de 800 fieles católicos mexicanos, varios obispos y decenas de sacerdotes, sorprendieron hoy a turistas y curiosos con una procesión en honor al nuevo santo José Sánchez del Río (1913-1928) en las calles del barrio Trastevere de Roma.

Venidos de Sahuayo, la localidad del estado de Michoacán de donde fue originario el llamado “niño cristero”, y de otras ciudades de México, los feligreses participaron primero en una misa de acción de gracias por la canonización del joven mártir.

La mayoría de ellos había participado el domingo en la misa de canonización de siete nuevos santos, encabezada por el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro del Vaticano, entre ellos Del Río y el cura “gaucho” argentino José Gabriel Brochero.

Este lunes se acercaron a dar gracias a la Basílica de Santa María en Trastevere, en una celebración que encabezó el cardenal Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia (Michoacán), junto a otros obispos como el cardenal Javier Lozano Barragán.

“La santidad es el ideal más alto al que puede aspirar una persona, el ideal al que Cristo nos invita”, dijo Suárez Inda durante su sermón, a unos pasos de una gran imagen del “niño cristero” ubicada junto a una reliquia.

Fe inquebrantable

Destacó la valentía del nuevo santo y recordó cuando un compañero suyo fue condenado a muerte, cómo él mismo le dio ánimos y le dijo: “¡No te eches para atrás ni le tengas miedo al dolor! Nuestras penas pasan apenas cerramos los ojos”.

“Cuando ve a su amigo Lorenzo colgado en una plaza de su ciudad dice: ¡Mátenme a mí también! El miedo a la muerte nos esclaviza, no tengamos miedo. Su valor provenía de la fe inquebrantable. Detrás del miedo está el cielo, palabras impactantes de fe de un creyente”, agregó.

También repasó las impactantes últimas cartas que escribió Joselito, como lo llamaban de cariño sus familiares, una dirigida a su madre donde anuncia su inminente muerte, y otra a su tía para convencerla de llevarle la hostia antes de ser torturado.

Y sobre la realidad de su país apuntó: “Nuestro mundo actual, nuestro México lleno de conflictos, de sufrimiento, requiere de la entereza y sobre todo de esta virtud que nos da el señor en el seguimiento de su hijo Jesús”.

Testimonio para México

En la Basílica de Santa María resonaron los cánticos religiosos mexicanos y diversos himnos guadalupanos, que fueron entonados por los entusiastas fieles.

Antes de terminar la ceremonia el cardenal mexicano originario de la diócesis de Zamora, Javier Lozano Barragán, tomó la palabra para asegurar que el santo mártir fue un “testimonio para México”.

Reconoció que los mexicanos sacrificaron su tiempo y su dinero para estar en la canonización, y alertó sobre las “fuerzas” que hoy “no reconocen a Cristo como rey, como el narcotráfico, “la disolución de la familia con la teoría del género, y tantas otras cosas de corrupción”.

Pero advirtió: “No nos vencerán. Seremos como san José Sánchez del Río, fieles hasta la muerte y nunca ceder a la corrupción, nunca ceder al dios dinero, sexo y placer”.

“Nosotros nos encomendamos ahora a san José Sánchez del Río para ser testigos de Cristo rey para vencer al demonio en todas sus insidias que nos rodean por desgracia en todo el mundo y también en nuestra patria”, insistió.

Y entonces gritó tres veces “¡Viva Cristo rey!”, y la multitud replicó: “¡Viva!”. Fue así como inició la procesión con la reliquia y la imagen del santo, que fueron llevadas a la cercana Basílica de San Bartolomé en la Isla Tiberina.

Momento especial

La columna humana atrajo todas las miradas en un barrio famoso por sus numerosos bares, restaurantes y el movimiento nocturno. Al paso de los peregrinos, que incluso detuvieron el tránsito un par de veces, turistas y curiosos sacaban fotos y hacían videos para inmortalizar el espectáculo.

Los cantos mexicanos, los himnos a Guadalupe y otras canciones se repitieron durante todo el camino hasta llegar a la Basílica dedicada a los mártires del siglo XX, donde la reliquia de Joselito fue depositada definitivamente.

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