Usuarios desempolvan y reactivan sus tarjetas de crédito

La desaceleración económica que golpea los bolsillos de los mexicanos propicia que cada vez más gente recurra al dinero plástico.

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La tarjeta de crédito es la herramienta más rentable de la banca. (Archivo/SIPSE)
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Braulio Carbajal/Milenio
MÉXICO, D.F.- Aunque las tarjetas de crédito bancarias que no son usadas siguen siendo muchas respecto al total colocados entre la población, al menos 829 mil personas han decidido desempolvarla, lo que representa una reactivación de 15 por ciento.

Según cifras de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, en abril de 2013 los plásticos emitidos por los bancos que no registraron movimiento alguno sumaban cinco millones 618 mil 885, mientras que en igual mes de este año la cantidad cayó a cuatro millones 789 mil 587, es decir, 829 mil 298 tarjetas volvieron a la circulación.

La desaceleración económica que afecta al país desde el año pasado ha golpeado los bolsillos de los hogares y una opción que tienen para sortear las dificultades es el uso del crédito, afirmó Oliver Ambía, director de Administración Financiera del Tecnológico de Monterrey, campus Santa Fe.

De acuerdo con los últimos datos disponibles de la CNBV, al cierre de abril pasado las tarjetas que no registran movimiento representaban 20 por ciento del total en circulación, cuando un año atrás equivalían a 23 por ciento.

Lo anterior significa que uno de cada cinco plásticos emitidos por los bancos está olvidado por sus titulares, ya que una gran cantidad de tarjetas que entregan las instituciones bancarias lo hacen sin consentimiento del cliente.

Aunque no es posible saber el número de tarjetas de crédito que las entidades bancarias aprueban sin que sean solicitadas, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) atendió, en el primer semestre, tres mil 847 quejas de usuarios que recibieron una sin haberla tramitado.

Mario di Costanzo, presidente de la Condusef, indicó que la Ley para la Transparencia y Ordenamiento de los Servicios Financieros señala que la institución que incurra en la práctica de emitir plásticos sin autorización del cliente será acreedora a una sanción.

Sin entrar en detalles, el funcionario resaltó que el monto de las penalizaciones depende de la gravedad del incumplimiento, e informó que en 2013 el organismo aplicó mil 600 multas, mientras que en lo que va del año se han turnado a sanción solo 192 casos.

Indicó que de las quejas recibidas por tarjetas no solicitadas, en 65 por ciento de los casos el veredicto es a favor del cliente, mientras que el resto es en contra, principalmente porque se hizo uso de la tarjeta, por ello recomendó que si no se pidió no se active y utilice.

El catedrático Oliver Ambía señaló que tras la crisis financiera de 2009, los bancos han desarrollado métodos más agresivos de colocación para ganar más participación de mercado, lo que los ha llevado a “prácticamente regalar las tarjetas” con mínimos requisitos.

Manuel Valencia, especialista del Tecnológico de Monterrey, precisó que en la mayoría de las veces, cuando una persona no solicita esta herramienta, lo que hace es simplemente no usarla, lo que deriva en que ese plástico se registre en ceros.

Sin embargo, al querer cancelarla las cosas no son tan sencillas como para activarla, dado que se encuentra con múltiples trabas por parte de los bancos, pues aunque sea poco, mantenerlas en el mercado significa ingresos por concepto de anualidad, dijo Valencia.

La tarjeta de crédito es la herramienta más rentable de la banca en términos de ingresos por comisiones y tarifas, en los primeros seis meses del año el crédito al consumo arrojó un ingreso de 13 mil 30 millones de pesos, de los cuales 11 mil 819 millones, es decir, 90 por ciento, salió de las tarjetas.

Se tiene documentado que una práctica inapropiada que utilizan las instituciones financieras para captar usuarios es enviar tarjetas preaprobadas a un gran número de personas, con la intención de que alguna la acepte, otra es por medio de agentes que laboran en la calle, que no necesitan más que una firma.

No obstante, Ambía aclaró que el problema del número de tarjetas “olvidadas” también tiene otras explicaciones, como por ejemplo, que su dueño la tenga para emergencias, la use solo para viajes o sea consciente de que no tiene la suficiente capacidad financiera para afrontar una deuda.

En ese sentido, resaltó que una desaceleración económica como por la que afecta al país, y que se ha reflejado en las finanzas de las familias, puede provocar un mayor uso del crédito para salir de problemas, lo que puede llevar al sobreendeudamiento, pero también estas circunstancias llevan a los más prevenidos a no utilizar el crédito.

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