¿Y la luna de miel del Presidente?

Las expectativas ciudadanas acerca del actual gobierno son más bajas que cuando predominaba el entusiasmo por el cambio, hace 12 años.

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El presidente Peña cuenta actualmente con la confianza del 47 por ciento de la población. (Agencia Reforma)
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Alejandro Moreno/Agencia Reforma
MÉXICO, D.F.- Al iniciar su periodo como presidente de la República, Enrique Peña Nieto cuenta con opiniones menos favorables de las que tuvieron sus antecesores, Vicente Fox y Felipe Calderón, y las expectativas ciudadanas acerca del actual gobierno son más bajas que cuando predominaba el entusiasmo por el cambio, hace 12 años.

El presidente Peña cuenta actualmente con la confianza del 47 por ciento de la población, pero el 48 por ciento no confía en él, según la más reciente encuesta nacional de Grupo Reforma, realizada del 23 al 25 de noviembre a mil 515 ciudadanos en las 32 entidades federativas.

Su gobierno da inicio con menos de la mitad de la población sintiéndose optimista respecto al futuro del país. En contraste, un tercio de los encuestados se dice pesimista ante el regreso del PRI a Los Pinos.

Estos indicadores de opinión pública pueden sonar disonantes si se piensa que el inicio de un gobierno democráticamente electo suele contar con un amplio apoyo de la población, se haya o no votado a su favor. Vicente Fox inició su administración con el llamado bono democrático, mientras que Felipe Calderón gozó de un amplio apoyo ciudadano a pesar de la controvertida elección de 2006.

Sin embargo, Enrique Peña inicia su gestión sin una clara luna de miel con la opinión pública. Los simpatizantes priistas son los únicos que confían de forma mayoritaria en el nuevo Presidente, mientras que ciudadanos de afiliación panista, perredistas o independientes se muestran mayoritariamente desconfiados.

Algo pasó desde la elección que generó la desconfianza de mujeres en el Presidente

Peña ganó el voto en las urnas el 1o. de julio, pero no parece contar del todo con el voto de confianza de la ciudadanía.

Esto, sin embargo, no es nuevo para un Presidente de extracción priista. Carlos Salinas y Ernesto Zedillo iniciaron sus respectivos gobiernos con la opinión pública en contra.

El primero llegaba a Los Pinos bajo la percepción pública de fraude electoral en 1988, mientras que el segundo inició con una crisis económica desatada a finales de 1994.

Ambos presidentes tenían un apoyo popular bajo al inicio, y ninguno tuvo una luna de miel con la opinión pública, pero ambos terminaron con altos niveles de popularidad.

Zedillo terminó una aprobación mayor (69 por ciento) a la que posteriormente tendrían Fox y Calderón al final de sus gestiones (61 por ciento cada uno), mientras que Salinas logró mantener niveles de popularidad superiores al 80 por ciento hasta el final de su sexenio.

Los grupos que más confían actualmente en Enrique Peña son los de mayor edad, los de menor escolaridad, y principalmente en las regiones norte y centro-occidente del país, un perfil muy similar al de sus votantes del 1o. de julio.

Sin embargo, Peña obtuvo más votos femeninos, pero las mujeres en estos momentos confían menos en el nuevo Presidente que los hombres. Algo ha pasado desde la elección que generó la desconfianza de mujeres en el Presidente.

En lo que respecta al optimismo, los más optimistas también son los hombres, pero también los jóvenes, los ciudadanos con escolaridad media, y los habitantes de la región norte del país. Quienes tienen estudios universitarios son los más pesimistas acerca del regreso del PRI a Los Pinos.

Con una agenda de reformas y con varios compromisos ofrecidos en campaña, Enrique Peña requerirá del capital político que brinda el apoyo ciudadano. Hoy, las encuestas indican que dicho apoyo es relativamente bajo.

Al igual que sus dos antecesores priistas, Enrique Peña comienza su gestión con una opinión pública un tanto adversa. Habrá que ver si, como lo hicieron sus correligionarios, el nuevo Presidente logra aumentar su capital político.

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