La ultrajaron, denunció y volvieron a abusar de ella en venganza

Es el caso de Yanelli, quien hoy comparte su historia, en donde la justicia mexicana queda mal parada.

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Yanelli fue ultrajada dos veces; la segunda vez fue delante de su hija de dos años, en venganza por haber denunciado a uno de sus agresores anteriores. (Internet)
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Agencia
PUEBLA.- El 8 de junio de 2016 Yanelli, de 24 años de edad, fue violada por dos hombres que se subieron al taxi colectivo en el que ella viajaba; denunció y en consecuencia uno de sus agresores fue preso, sin embargo, un año después fue atacada nuevamente en venganza, esta vez en su casa y frente a su hija de dos años de edad y como “escarmiento”, le escribieron la palabra “puta” en uno de sus senos.

Le dijeron que eso le pasó por denunciar a Erick, quien participó en la primera violación.

La noche del 8 de junio de 2016, Yanelli salió de su trabajo a su casa en el municipio de Huauchinango, Puebla. Ese día, el transporte público tardó más de lo normal en pasar, decidió tomar un taxi colectivo, en el que únicamente viajaba el chofer, un señor de la tercera edad, pero a dos cuadras abordaron otros dos hombres; sin embargo, no eran pasajeros, sino delincuentes que asaltaron al chofer, a la mujer y además, abusaron sexualmente de ella, publica el portal web del periódico La Vanguardia.

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Un mes después, Yanelli vio cómo una patrulla trasladaba a dos hombres detenidos y reconoció a uno de ellos: a Erick, uno de los dos sujetos que abusó sexualmente de ella. Lo identificó y siguió hasta la Comisaria Municipal sin miedo a equivocarse, pues su rostro jamás se le olvidará. Su nombre lo sabía porque mientras era violada el otro sujeto le decía: “¡Ya Erick, me toca!”.

Tras girar una orden de aprehensión, Erick fue detenido e ingresado a la cárcel pero la justicia no llegaría aún para Yanelli.

Para la familia del agresor, su peor error fue denunciarlo y seguir el proceso. Tras una serie de amenazas, en octubre de 2017, dos hombres aprovecharon que Yanelli se encontraba sola en su casa con su hija: entraron, la azotaron contra la pared, la pisaron, le escupieron, la ataron y a ultrajaron frente a su pequeña de dos años.

Además, con la punta de una navaja le escribieron en el pecho: “puta”, según le dijeron, “para que nunca se le olvidara lo que era”. A su hija también le pegaron y le tomaron fotografías pues “conocían a alguien que le gustaban las escuinclas”.

En julio de 2018, tras cuatro días de juicio oral, Erick fue sentenciado a 10 años de prisión por el delito de violación. Para las autoridades este caso quedó cerrado con la sentencia condenatoria, olvidaron que participó otro hombre.

Además, las autoridades de la Fiscalía General del Estado “perdieron” el expediente de la segunda violación y, por lo tanto, no han realizado ninguna investigación y los responsables siguen prófugos.

Intentó quitarse la vida

Aunque los violadores y asaltantes se llevaron las pertenencias de Yanelli, durante un mes, aproximadamente estuvo “relativamente tranquila” tras el primer ataque, en comparación a todo lo que vendría después. Fue a terapia con el psicólogo y tomó tratamiento que le recetó el psiquiatra pues no podía dormir, tampoco podía controlar su ansiedad; no comía y comenzaba a presentar cuadros de desnutrición y anemia.

 Fue precisamente con estos medicamentos con los que en dos ocasiones intentó quitarse la vida. Lo hacía con la esperanza de que no resultara y sí resultaba, sabía que le iba a causar un dolor muy grande a su mamá y que su hija la necesitaba.

Familiares de “Erik” cumplen sus amenazas

Tras identificar y denunciar a uno de sus agresores comenzaron las amenazas.

“Perra, te vas a morir, ¿no fue suficiente lo que te pasó? Quita la denuncia”, le advertía el hermano de Erick, quien le dijo que si no se presentaba para desistir de la demanda, él la iría a ver a ella y, al parecer, así lo hizo.

Después de las amenazas, Yanelli solicitó protección y el Ministerio Público ordenó que dos oficiales la cuidarán. Así lo hicieron hasta que se registró la tormenta “Earl”. Las víctimas del huracán se convirtieron en prioridad. Yanelli dice que lo entendió pero aunque las cosas volvieron a la normalidad, su seguridad no regresó.

La mujer, quien vivía con su hija, hermana y madre aguantó las amenazas y mensajes ofensivos por meses. Mientras más se acercaba el juicio de Erick, las amenazas más se hacían presentes. En octubre de 2017, Yanelli detectó a hombres sospechosos cerca de su casa incluso, en una ocasión tuvo que llamar a la Policía.

Sin embargo, en una ocasión, donde su madre y su hermana no se encontraban en la casa, dos hombres ingresaron a la vivienda.

Ahora comparte su experiencia

Después de todo lo que pasó, Yanelli se comenzó a capacitar: tomó cursos, talleres y diplomados sobre prevención de abuso sexual, abuso sexual infantil, qué hacer en caso de ser víctima de violación y sobre derechos humanos.

En ocasiones es invitada a realizar foros y platicas en escuelas, donde se ha dado cuenta que no es la única que pasó por esto.

Sobre los responsables de la segunda violación no hay rastro y posiblemente no lo habrá pues le dijeron que la carpeta de investigación número 787/2017/Huauchinango Puebla, se extravió: “tal vez se la llevaron a Puebla para anexarle cosas”, le dicen.

A consecuencia de los golpes que recibió, Yanelli perdió casi al 100 por ciento la vista en su ojo izquierdo y ya lleva ya casi 3 años en constante terapia con el psiquiatra.

A pesar de todo lo que ha pasado, Yanelli dice que todos los días agradece el estar viva, el ser afortunada por contar con el apoyo de sus hermanos y el poder tener a su hija, quien es su principal motivación para seguir adelante.

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