Que la situación laboral de los empleados del restaurante La Nao de China -destruido por una explosión de gas metano-, ya de por sí complicada por la ausencia del presunto propietario del negocio, Juan Mata Castro, quien hasta ahora no ha dado señales de vida, se complica más porque el artículo 434 de la nueva Ley Federal del Trabajo dispone que es causa de la suspensión de las relaciones laborales “la fuerza mayor o el caso fortuito no imputable al patrón”, en cuyo caso éste no tendrá obligación de liquidar al empleado, de modo que si se comprueba que la explosión en el negocio no es responsabilidad del dueño, es decir por un accidente, aquél queda eximido de liquidar a sus trabajadores, aunque se aclarará con el peritaje que realiza la Fiscalía si fue accidental o por causas imputables al dueño.

Que caminar por las nuevas calles del Centro Histórico en estos días de lluvias sigue siendo una aventura peligrosa porque las aceras quedan más resbalosas que lo que ya de por sí están y hasta la fecha sigue pendiente su reparación, lo mismo que la sustitución de las tapas de registros de la CFE en varios tramos, como la 65 entre 60 y 62 y la 62 entre 63 y 65, donde unos conos advierten desde hace meses del riesgo a los guiadores.

Que desde hace semanas, el semáforo que regula la circulación de oriente a poniente en la Av. Pérez Ponce con 52 tiene una de sus secciones apagada y sólo prenden las luces que penden sobre la vía de un brazo metálico. Esta anomalía, al parecer, no ha llegado a oídos de ingeniería de tránsito de la SSP, a pesar de que siempre hay policías  en ese cruzamiento.