Surgió una publicación que alertaba de una epidemia de influenza AH1N1, sin embargo, se publicaron también dos comunicados, uno de la SSY y otro del IMSS, negando haber realizado esta alerta. Pese a ello, la Iglesia Católica ha solicitado tomar medidas preventivas al igual que los sistemas de salud han incrementado la vigilancia e incluso nos han otorgado capacitaciones urgentes debido al aumento de enfermedades respiratorias en temporada baja de dicha afección. Frente a todo lo anterior han surgido dudas en la sociedad sembrando pánico tras recordar la pandemia de hace unos años, por tanto, considero relevante hacer algunos comentarios sobre esta enfermedad.

Existen varios “tipos” de influenza, siendo la AH1N1 una de las variantes más complejas, la cual muta constantemente complicando su vacunación. Las gripes son muy comunes en tiempos invernales y su muy fácil contagio les da potencial pandémico. Actualmente, y no es secreto, tenemos un brote el cual debe alertarnos pero no apanicarnos, pues sabemos cómo evitarla. La influenza suele complicarse cuando le da a pacientes diabéticos o con VIH, menores de 2 años o mayores de 60 y su definición operacional nos invita a sospechar de ella con la fórmula: fiebre (38°} + tos + dolor de cabeza + uno de los siguientes síntomas: moqueo, dolor muscular o articular, diarrea o vómito.

¿Es necesario tomar medidas de precaución? ¡Sí! Recuerda que la prevención es una magia que se encuentra en la higiene que todos deberíamos tener, como lo es el lavado de manos, en especial antes de comer y después de saludar a otra persona, evitar salir si estás enfermo, taparse la boca al toser, evitar lugares concurridos, no compartir alimentos, vasos o cubiertos, no automedicarse y estar pendiente de los comentarios de médicos y autoridades. Prevenir es mejor que curar y juntos podemos evitar que esta epidemia se expanda sin tener que paralizar nuestras vidas.