Aislacionismo

No pasa un día sin que el presidente de la primera potencia mundial, Donald Trump, nos acerque un paso más al desastre...

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No pasa un día sin que el presidente de la primera potencia mundial, Donald Trump, nos acerque un paso más al desastre, de manera que nos ha situado al borde del abismo en más de un aspecto; del deterioro climático a la guerra nuclear, pasando, desde luego, por el grave retroceso que sus caprichos, su incomprensión e ignorancia de la leyes económicas le van imprimiendo al desarrollo global.

Porque el ínclito adalid del supremacismo norteamericano, por las dificultades que sus propias limitaciones le imponen para superar el legado de Barack Obama, y para realizar las tareas constructivas que lo ayuden a aventajarlo, ha elevado la labor de zapa a su máxima expresión, destruyendo y obstaculizando; elevando los mitos y creencias, la petulancia, de la ignorante clase media de su país a programa de gobierno, sin cobrar conciencia de que puede romper los delicados equilibrios internacionales, alcanzados para evitar la guerra de exterminio por el uso de las armas nucleares.

Así, no duda en alardear bravuconamente de su poder destructivo contra Corea del Norte, transitando en una vía que ha demostrado su ineficiencia para abonar a favor de la paz, y luego, la semana pasada, al anunciar su intención de descertificar, o no certificar, la continuidad del acuerdo nuclear con Irán, contra el consenso de Francia, Reino Unido, Alemania, Rusia y China. Lo que, según Sigmar Gabriel, ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, coloca a Europa ante el peligro de una guerra, advirtiendo que el mensaje complejo y peligroso de Trump es un retroceso.

La codicia exacerbada del hombre de negocios le impide saber que, para aspirar a constituirse en líder global, no debe mostrar su proclividad a la tacañería propia de las mentes obtusas, como al anunciar el recorte de apoyo a las Naciones Unidas y a la OTAN, y al decidir retirarse de la Unesco y del Acuerdo de París, lo que tendrá graves repercusiones en el calentamiento global.

Pero, además de los peligros que su activismo representa a corto y a largo plazo, no dejan de ser graves los daños que puede ocasionar a mediano lapso en el estratégico terreno de la economía, donde sus contradicciones son peores, pues aquí se muestra dispuesto a sacrificar la superioridad que otorga la aplicación del avance y el desarrollo científico en la esfera productiva a cambio de las coyunturales ganancias comerciales, pretendiendo, con gravámenes y alcabalas medievales, obstaculizar al motor primordial de expansión del comercio internacional: las ventajas comparativas.

Por ello, no ha dudado en torpedear los trabajos que se llevan al cabo para actualizar al TLC, cuyo destino, a pesar de las previsiones de Carstens, parece ser el anunciado retiro de Trump.

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