El mejor apoyo para la depresión: la familia

Alejandrina Escaroz Soler comenzó una odisea de buenas experiencias a partir de su propia necesidad de apoyo al pasar un problema personal.

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"Yo sola no voy a cambiar al mundo, pero desde el pedacito que me toque quiero ser la diferencia”, aseveró Alejandrina Escaroz Soler, Directora del Centro de Rehabilitación Amanecer Nuevamente. (Milenio Novedades)
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Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- Cuando nadie te da la solución puedes convertirte en ella. Bajo esta premisa Alejandrina Escaroz Soler fundó el Grupo Psicoeducativo “Vivir en Plenitud” y dirige el Centro de Rehabilitación Amanecer Nuevamente

A partir de una experiencia familiar se topó con un vacío al no encontrar a la persona que le brindara un abrazo reconfortante que le ayudara a acompañar a un ser amado a enfrentar la depresión

“Yo sola no voy a cambiar al mundo, pero desde el pedacito que me toque quiero ser la diferencia”, expresa en reflejo de su filosofía de vida. 

El problema significó una oportunidad y decidió ser ella la que comenzara a dar esos abrazos y ser una de las principales promotoras de la psicoeducación dirigida a las familias, con el fin de darles herramientas para ayudar a su gente en el proceso de atención para la depresión.

Su tránsito por el tema la llevó a los terrenos de la salud mental y desde hace ocho años aceptó el compromiso de dirigir Amanecer Nuevamente, sin dejar de apoyar la organización que fundó hace 12 años, “Vivir en plenitud”, en la que participa activamente su familia.

Con una vida llena de retos y satisfacciones se considera una mujer plena, feliz, con proyectos y objetivos que la mantienen en constante crecimiento y un enriquecedor proyecto de vida.

Del magisterio a la salud mental

“Después de 29 años de dar clases decidí jubilarme, la gente me preguntaba por qué, me decían si eres tan feliz en tu trabajo y contestaba: quiero ser una persona que se retire del magisterio con todos sus sentidos completos, porque no quiero ser aquella maestra que se duerme en el escritorio… Yo quería salir  bien y disfrutando cada día de clase. 

"Creo mucho en Dios y él tenía para mí este proyecto, esta misión, porque yo no me imaginaba, no planeé estar en cuestiones de salud mental, se dio y como siempre le pido a Dios que me haga dócil a sus palabras para que yo pueda seguir lo que El quiere y lo que me pone para ser”, recordó.

Con esta disposición a capitalizar los momentos buenos y difíciles, en medio de un problema familiar de depresión, la decisión de su retiro de las aulas y el anuncio en el periódico, encontró las señales de lo que sería un cambio trascendental.

“El hospital psiquiátrico anunciaba un curso sobre la depresión, un problema que se presentó en casa y pensé que era el fin del mundo, que era lo más terrible que podría sucederme, como si fuera la única persona que estaba viviendo algo así. 
"Era un error de mi parte, porque era ignorante al respecto, por eso pugno tanto por la psicoeducación, por la formación de la gente que como yo requiera esa información para transitar en esta aventura que se llama vida”, recuerda.

En ese momento comenzó su propio proceso de crecimiento y descubrimiento personal, tomó como punto de partida aquel curso, inició una investigación sobre depresión y se metió a tal grado que se involucró hasta la médula en la salud mental, con lo que aprendía y vivía en su vida personal por el caso  que se presentó en su familia.

“Cuando esta persona que amo tanto tuvo el problema de la depresión, que ahora es tiempo pasado, yo deseaba con toda mi alma que alguien me abrazara y me dijera: no te desesperes Alejandrina, no eres la única, no eres la primera ni vas a ser la primera, yo ya lo viví.  

"Lo leía en internet, en libros, lo veía en reportajes, pero necesitaba alguien de carne y hueso que viniera y me abrazara y me dijera que ya lo había vivido. Esta persona no llegó y decidí ser quien inicie esos abrazos a la gente que lo necesitara, satisfacer esta necesidad tan grande de simpatía y de compañerismo,  y sí se pudo”, apuntó.

Motivada por lo aprendido, durante la ceremonia de entrega de diplomas al término del curso propuso a las autoridades de salud que como parte de la atención a los pacientes deberían voltear la mirada a la familia para darles formación, para que sean complemento en el tratamiento de los problemas de salud mental de sus seres queridos. 

Ante los oídos sordos de los representantes de sector lanzó el compromiso al cielo y a sus compañeros. Así fue como fundó hace 12 años el Grupo Psicoeducativo “Vivir en plenitud”, una organización de rehabilitación para aprender a convivir con la enfermedad (depresión).

Su eje directriz se centra en el espacio de discusión y reflexión de temas relacionados con la enfermedad y las experiencias de cada participante. Hasta la fecha han pasado por la institución siete mil personas.

Amanecer Nuevamente, un cambio de vida

“Soy inmensamente feliz en Amanecer Nuevamente; atendiendo salud mental en la tarde e intentos de suicidio por mi celular, es un servicio aparte de las dos asociaciones. Vivo en constante capacitación, pero a la vuelta de 12 años cuando inicié en salud mental estoy plena, estoy feliz y no tengo idea para nada de retirarme, de dejar esto”, dice sonriente. 

Aunque su historia de servicio en el tema la comenzó a escribir en “Vivir en plenitud”, la vida le reservaba un nuevo reto propuesto por el empresario Manuel Díaz Rubio, durante un congreso de médicos católicos. 

“No sabía en ese momento que estaba conociendo a la persona y a la familia que me iba a ayudar a darle otro rumbo a mi vida, y cuando me pide que le explique qué hacemos, ese mismo día me dijo: quiero que trabajes conmigo en la dirección de Amanecer  Nuevamente, y le dije que no tenía el perfil para eso y él me dijo: sí, a ti precisamente te necesito. 

"Ese día en mi cuarto lloré y vino mi esposo, y le confesé que tenía miedo por ese ofrecimiento, porque sabía lo que implicaba, dejaría un poco a mi familia, mis mascotas y mi vida porque me conozco, cuando me comprometo me apasiono, y recuerdo que Raúl me dijo unas palabras claves: Apoyo incondicional, lo que tú decidas aquí estamos todos para apoyarte, eso fue un 3 de mayo y el 15 de mayo tomé la dirección, hace 8 años”, abundó.

Apoyo incondicional de la familia

“Sigo casada (con Raúl Humberto Canto Contreras), en diciembre cumplimos 32 años de casados, no digo qué aguante, sino cuánto amor se necesita para esto. Tengo dos  hijos, ella (Mayela) psicóloga, colabora en todo lo que hago, mi hijo (Raúl Humberto) pasante de la licenciatura en Historia, me ayuda con talleres. 

Perfil
  • Es integrante de la Sociedad Psiquiátrica Mexicana. 
  • Fue candidata al Premio de Voluntariado Nacional. 
  • La Universidad Interamericana para el Desarrollo le otorgó la medalla “Héroe del Año”.
  • “Amanecer Nuevamente” recibirá en octubre la certificación ante el Centro Mexicano para la Filantropía.
  • Como parte de las actividades de la institución crearon el juego de mesa “Yo amo Yucatán”. 

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