Desafían los caminos por devoción guadalupana

Cientos de personas de diversa edad corren los riesgos por amor a la Madre de Dios en su advocación guadalupana.

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Los jóvenes de Hunukú viajaron hasta la Basílica de Guadalupe, en la ciudad de México. (SIPSE)
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William Sierra/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- Movidos por su fe y deseosos de cumplir una promesa, cientos de personas de distintas edades, estratos sociales y prácticamente de todos los rincones de la entidad, llevan con orgullo una antorcha en un recorrido, cuyo punto final es encontrarse con Nuestra Señora de Guadalupe.

Es precisamente esa seguridad que les da creer en la Madre de Jesucristo lo que impulsó a 29 jóvenes, salir de su natal Hunukú, pequeña comisaría de Temozón, en el oriente del Estado, rumbo a la capital del país, para encontrarse en la Basílica con la Morenita del Tepeyac, y emprender desde ahí, un recorrido hacia el Santuario Diocesano Guadalupano de San Cristóbal, como primer punto de llegada, y de ahí, de regreso a su comunidad para cantarle las mañanitas a la Virgen.

Estos antorchistas, integrantes de Juventud Guadalupana, agrupación formada en Hunukú desde hace 14 años, salieron en seis vehículos particulares rumbo al Distrito Federal el pasado 27 de noviembre. Después de orar ante la Virgen y pedirle que los cuidara en el camino, dejaron la capital del país el pasado día 29 y llegaron a esta ciudad, anteayer poco después de las tres de la tarde.

Esta es la segunda ocasión en que ese grupo antorchista realiza la mencionada travesía. Cada año el recorrido es diferente, de acuerdo con la cantidad de recursos que obtengan, explica Anselmo Pech Cupul, quien junto con José Arturo Dzib Chan fueron los organizadores.

Todos trabajan en distintos oficios por lo que les es difícil llevar una preparación adecuada; sin embargo, coinciden en que ver la imagen de la Virgen de Guadalupe, llevarla en el pecho en sus playeras, los motiva en los momentos de flaqueza y cansancio.

“Todos corremos por distintas promesas y en agradecimiento por tener salud, cuidar a nuestra familia y que tengamos trabajo”, dice Anselmo.

En estos 11 días de recorrido admitieron que no tuvieron mayores problemas, no así algunos otros antorchistas que se toparon en el camino, como a unos de Peto, que estaban viniendo en bicicleta;  uno de ellos sufrió una caída y sufrió una herida en la frente, cerca de Puebla.

“Nos detuvimos ayudarlos y una vez que vimos que estaban bien, seguimos adelante”, agregó.

De acuerdo con lo planeado, de San Cristóbal partieron rumbo a Kaua para descansar, y de ahí a Hunukú, donde la comunidad los espera con voladores. 

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