Ser instructor es muy distinto a sólo ser practicante, el alcanzar el cinturón negro no es garantía de saber enseñar, para ello se debe aprender, conocer la psicología humana en sus diferentes facetas, entrenar a  niños es muy diferente al trabajo con adultos, y entre ellos, la manera de encauzar la energía y habilidades varía entre hombres y mujeres.

Por lo tanto es todo un arte enseñar, como ejemplo los niños requieren juegos, dinámicas donde paso a paso desarrollen su capacidad de realizar con éxito las katas y movimientos propios de las artes marciales, o bien la elasticidad nunca será igual entre un niño de seis años contra un adulto de 40.

El arte marcial es como una prenda hecha la medida, se adapta a las habilidades de cada persona, y es allí donde radica el trabajo del instructor, para ello, quien aspira a compartir conocimientos debe prepararse más, capacitarse en las diferentes facetas de la enseñanza, conocer qué ejercicios pueden hacer sus alumnos de acuerdo a edad y peso.

Estamos en el año 2016, donde la tecnología ha evolucionado a pasos agigantados, y el arte marcial debe avanzar. Antaño se entrenaba con tal dureza las manos que apenas se podían mover los dedos,  todo para alcanzar una dureza extrema. Esto no es necesario, como tampoco lo es el practicar la elasticidad en los límites del dolor, todo es paso a paso, y cuidando siempre la integridad de los practicantes.

Les dejo la siguiente frase de cultura oriental: No es lo que sabes, sino lo que puedes hacer con lo que sabes.

Recuerden cada viernes en punto de las 15:30 horas tenemos una cita en SIPSE Deportes a través de Gala Tv Mérida.