El mismo esquema... ¡No!
Nuestra vida actual es reflejo de un pasado que, querramos o no, está presente en nosotros...
Celebra la vida y deja en la tierra la mejor semilla…- Anónimo
Nuestra vida actual es reflejo de un pasado que, querramos o no, está presente en nosotros. Lo vivido en nuestro ambiente familiar ha conformado y/o influenciado nuestras percepciones y creencias que determinan muchas de nuestras acciones.
Los padres son los modelos a seguir, a menudo inconscientemente. Si crecimos en un hogar lleno de amor, unión y respeto, habrá poco que restaurar en la adultez, pero si nuestra familia fue agresiva y disfuncional, áspera e irrespetuosa, donde se dio la descalificación como: “eres un fracaso”, “eres un@ irresponsable”, “no puedes, no es de tu clase…”, etc., comprenderemos por qué estas ideas limitantes construyen nuestra realidad actual; tendremos resentimientos, culpas y rencores hacia la familia, a nosotros mismos y al resto del mundo.
Nuestros mayores hicieron lo mejor que pudieron con lo que ellos vivieron y les enseñaron, porque, si no recibieron amor, no aprendieron a amar y en consecuencia no pudieron darlo ni enseñarlo.
El amor encierra todo. Ahí está la autoestima, se forma el autoconcepto y la autovaloración de la persona. La baja autoestima tiene muchos matices, desde actitudes violentas hasta un carácter débil y pusilánime ante la vida. Cuidado con quedarnos con TODAS las creencias y maneras que aprendimos y padecimos de nuestra familia de origen, pues repetiremos lo que nos lastimó de niños en nuestra propia familia, llevando relaciones con las mismas creencias, tal vez de desconfianza y negatividad. Nos quejaremos de la “mala suerte”, pero sin hacer NADA al respecto.
La autocompasión y el chantaje moral y emocional forman un círculo vicioso que nos limita y ahoga. SIEMPRE hay alguna opción para mejorar. Primero hay que tomar consciencia de todas las creencias aprendidas para desechar las que no son buenas y constructivas. Así cambiará nuestra propia historia de vida, que es inédita, reconociendo nuestro propio valor, fortalezas y capacidades para elegir la buena vida que merecemos.
¡Ánimo! hay que aprender a vivir.