Apuesta Yucatán por productos orgánicos

En Mérida se registra un inusitado interés por la ecotecnia, práctica de sobrevivencia que destaca por la facilidad de la siembra y el mínimo gasto que representa.

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en mérida es difícil conseguir productos orgánicos, pues la mayoría de las personas dedicadas a este tipo de horticultura suelen radicar en los pueblos. (Milenio Novedades)
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Alicia Carrasco/SISPE
MÉIDA,Yuc.- El consumo de productos orgánicos va en aumento en Yucatán, lo cual se refleja en un inusitado interés por la ecotecnia, práctica de sobrevivencia que destaca por la facilidad de cultivo y el mínimo gasto que representan, al aprovecharse eficientemente los recursos naturales y materiales para la elaboración de productos y servicios.

En Europa esta práctica tiene gran aceptación entre la población, aunque en México apenas se está redescubriendo, señaló el especialista en el tema Juan Pablo Reyes López.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) emitió recientemente la convocatoria “Lucha contra la hambruna”, a fin de impulsar este tipo de producción, ya que el tema de la alimentación es prioritario para las naciones americanas, incluso Guatemala figura entre la lista de los 10 países con mayor hambruna.

Reyes López consideró necesario impulsar la innovación de técnicas de reciclado y la producción de traspatio, actividad que existía en la antigüedad y que apenas hace seis años ha empezado a tener un resurgimiento.

“Si nos remontamos a la historia, las ecotecnias son actividades que culturas como la maya y la azteca efectuaban. Sin embargo, el único país que las desarrolló al cien por ciento fue Japón”, indicó.

Explicó que en México la idea de horticultura vertical, sistemas de riego y chinampas, entre otras prácticas de cultivo, ya han sido tecnificadas.

Se busca, indicó, emplear todos los recursos que se tienen a la mano, todo aquello que contamina al medio ambiente, y reutilizarlo, como es el plástico.

“El propósito de las ecotecnias es ser productivos y autosustentables, ya que, principalmente por el efecto invernadero y porque las tierras están erosionadas, no obtenemos las producciones que solíamos generar, de manera que estas técnicas vienen a retomar esa parte”, indicó Reyes López.

“Lo que implementamos es un proyecto llamado Escuela de Ecotecnias, que se enfoca en la producción. Ahora enseñamos a la gente a realizar sus fertilizantes y cultivar en espacios pequeños; estamos en contra de todo lo transgénico”, apuntó.

Recordó que en el mundo existe un gran problema de salud, la obesidad, de la cual el Estado ocupa el primer lugar a nivel nacional.

Este problema, dijo, se origina por la mala alimentación, por lo que en la Escuela de Ecotecnias se enseña a no consumir productos transgénicos y a producir alimentos en espacios pequeños.

Sobre los temas que abordan, señaló, “tenemos lo que es la horticultura vertical, en la que utilizamos algunos desechos, como la pasta de dientes y el plástico, lo reciclamos, lo molemos y convertimos en giomembrana, que utilizamos como campos laborales”.

Con este proyecto se ha obtenido una tonelada de frijol en un espacio de ocho por cuatro metros, lo cual un productor no puede lograr en una hectárea.

“Somos un país consumista, no productor; pero la necesidad nos obliga a mirar hacia estas tendencias, las ecotecnias”, apuntó Reyes López.

Precisó que las ecotecnias se realizan generalmente en un traspatio, ocupando un espacio de ocho por cuatro metros, para que puedan ser autosustentables; una familia de 10 personas con ese espacio de siembra puede subsistir, afirmó el especialista.

Echa raíces cultivo de huertos urbanos

El cultivo en casa es una actividad que, aunque lenta, va ganando terreno en Yucatán, debido a que el costo del producto se reduce considerablemente y su calidad es mayor.

David Robertson Cubello, fundador de la cooperativa Yaax Centro Verde, consideró que estos beneficios han favorecido a que los huertos urbanos se conviertan en una tendencia cada vez más fuerte, debido a la necesidad de las personas de ingerir alimentos libres de químicos.

Explicó que un huerto urbano es la transformación de cualquier espacio en la ciudad, ya sea el patio de la casa, el techo, un parque o un terreno baldío, en un área de siembra de hortalizas o plantas frutales, cuidando que todo sea orgánico, es decir, sin transgénicos.

“Manejamos este tipo de cultivo, que son espacios de siembra y cosecha de autoabastecimiento; la gente consume lo que siembra en casa o el huerto de traspatio”, detalló Robertson Cubello.

La gente siembra, cosecha y consume, además tiene la posibilidad de intercambiar el excedente con otras personas o venderlo para tener un ingreso económico extra.

“Empezamos hace cuatro años con la agricultura orgánica y la urbana. Comenzamos a impartir talleres, por lo que nos hemos dado cuenta que crece el interés por esta práctica, pues es algo que si bien aquí está comenzando, en ciudades de Estados Unidos y Europa este estilo de vida existe desde hace mucho tiempo”, aseguró.

El especialista mencionó que el cultivo del traspatio, más que un hobby, se ha convertido en una necesidad, ya que la comida se encarece y no tiene nutrientes, mientras que las variedades son pocas en comparación con las de un huerto.

Robertson Cubello apuntó que la tendencia del autoconsumo ha adquirido tanta fuerza que inclusive hay gobiernos que han prohibido los huertos urbanos.

“En Florida se han propuesto leyes para multar a las personas que tengan huertos urbanos en sus casas, pues al sistema no le conviene”, mencionó.

En Mérida hay personas, de todos los niveles socioeconómicos, interesadas en esta práctica, inclusive el rango de edades es amplio.

“En el extranjero existe una cultura más orgánica, de manera que ellos son el mercado principal de los productores; sin embargo, la gente de aquí también está interesada, lo que sucede es que en México no tenemos la información necesaria sobre los alimentos, estudios sobre transgénicos, entre otros”, comentó Robertson Cubello.

Para iniciar un huerto, se debe contar primero con semillas orgánicas, que se encuentran en internet o en tiendas especializadas.

El proceso para iniciarlo depende de encontrar un espacio donde se reciban al menos seis horas de luz, como el techo, el patio, la terraza o el balcón, luego comenzar a hacer composta para generar una tierra fértil.

Después se debe conseguir la tierra y las macetas, que pueden ser llantas o huacales, pues la idea es que cueste lo menos posible y sea reciclable.

Ya que se cuenta con todo esto, se puede empezar a sembrar o trasplantar. El riego es diario, el abono es una vez a la semana o cada 15 días, y se puede empezar a cosechar a los dos meses.

“En un huerto urbano se puede sembrar de todo, siempre y cuando nos adaptemos a las temporadas”, señaló.

Los beneficios de un huerto urbano son desde económicos hasta terapéuticos, pues si bien se logra un ahorro en el gasto familiar y se puede llegar a generar un ingreso, también es relajante y hasta divertido.

Cambian de alimentos por enfermedad o estilo de vida

 

Por enfermedad o cambio de estilo de vida, los yucatecos consumen el 60 por ciento de los productos orgánicos que se expenden en locales de la ciudad, superando a lo que adquieren los extranjeros.

“Hay temporadas en las que son más los extranjeros que vienen, pero aproximadamente el 60 por ciento de las ventas son de gente de la localidad”, señaló Monique Duval, propietaria de un café orgánico.

La mayoría de los extranjeros que acuden a lugares que venden comida de este tipo es por nostalgia, ya que en sus países de origen tienen la costumbre de alimentarse con estos productos.

“Buscan los alimentos que producimos porque son similares a los de sus países de origen. Las conservas, el pan, todo lo fabricados de manera artesanal, en cambio los mexicanos que nos visitan llegan porque están conscientes de los beneficios y la importancia de este estilo de vida”, detalló la empresaria.

Indicó que ha percibido que los yucatecos quieren un cambio en su alimentación, “creo que en esta cultura este estilo de vida tiene un gran impacto, a través de lo que hago”.

Monique Duval mencionó que además de proveer a los clientes de productos frescos y orgánicos, fomenta el cuidado del medio ambiente.

“En este lugar no ofrecemos nada en botellas de plástico, todo es en vidrio, para no contaminar. En cuanto a la comida, procuro adquirir la cultivada de manera local, sin pesticida. La meta es que los productos orgánicos ofrecidos sean cosechados por personas locales para lograr que la economía quede dentro de Yucatán”, expresó.

Señala que se refiere a una “economía sana”, ya que busca poner el dinero en manos de yucatecos que cultiven verduras de manera que no dañen ni al planeta ni al cuerpo.

Sobre los clientes locales, la empresaria precisó: “tengo clientes con cáncer, a quienes los doctores les han recetado ingerir sólo alimentos orgánicos”. 

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