Domingo de Ramos: inicia Semana Santa 2017

Llama la Arquidiócesis de Yucatán a proclamar la fe en Cristo.

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Inicia hoy, con el Domingo de Ramos, la Semana Santa 2017. La Arquidiócesis de Yucatán llama a los fieles a proclamar su fe en Cristo muerto y resucitado. (Archivo/Eduardo Vargas-SIPSE)
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SIPSE.com
En los días mas importantes para el mundo católico, hoy, con el Domingo de Ramos, inicia la Semana Santa 2017, en la que la Arquidócesis de Yucatán pide proclamara la fe en Cristo muerto y resucitado.

Inicia la "vía dolorosa", el camino a la cruz, símbolo del amor de Dios, quien envió a su Hijo a salvarnos. ¿Qué estamos dispuestos a hacer nosotros por él?

Lecturas de hoy: Is. 50, 4-7; Sal. 21; Fil. 2, 6-11; Mt. 26, 14-27, 66

I.- Is 50, 4-7

El tercer canto del siervo de Yahvé. Habla el mismo Siervo que describe los deberes que se le han asignado. Son cuatro temas muy definidos:

a) La consolación (Is. 50, 4ª.): El Siervo de Dios es el que trae la esperanza y la confianza de una consolación de Dios, a favor del que está abatido y se siente derrotado.

b) La escucha (Is. 50, 4B-5): Puede él consolar a los demás porque es el primero en escuchar con docilidad la Palabra de Dios. Es la gracia del Señor que le abre sus oídos, y lo hace atento, y le da fuerzas para una respuesta generosa. (cfr. Rito del Bautismo).

c) El sufrimiento del inocente (Is. 50, 6): El aspecto del Siervo, su sufrimiento inocente, es una descripción anticipada de la pasión de Jesús.

d) La confianza en el éxito final (Is. 50, 7): En medio de la persecución injusta y de los sufrimientos, el Siervo no pierde su confianza en Dios y se mantiene sereno, seguro de la protección divina; esta seguridad supera la previsión humana y es la acción de Dios a favor de aquel que le ha sido fiel (cfr. Mt. 26, 67).

II.- Fil. 2, 6-11

El himno del texto de esta lectura se encuentra en la exhortación, que San Pablo dirige a sus destinatarios a tener los mismos sentimientos de Cristo; y al mismo tiempo prorrumpe en un canto lírico, que compendia la historia de Jesús. Tiene seis estrofas, tres de las cuales indican el movimiento de humillación de Jesús, y las otras tres el de glorificación.

a) La preexistencia de Cristo (Fil. 2, 6): Aunque de condición divina no aspiró a ser tratado así, y no afloró su igualdad con Dios, a la que tenía derecho por su naturaleza.

b) El abajamiento de la Encarnación (Fil. 2,7): Jesús se despojó, no renunciando a su divinidad, sino en el sentido de que se hizo hombre, y asumiendo esa condición elegida por Él, renunció a las manifestaciones de las prerrogativas divinas que le correspondían.

c) El abajamiento de muerte en Cruz (Fil. 2,8): Que continúa a ser solidario con los hombres en la muerte; y no sólo eso, sino que muerte de cruz, que es la muerte de los esclavos, la muerte más infamante, la humillación total.

d) La glorificación celestial (Fil. 2, 9): Descrita como recompensa por la obediencia del Hijo de Dios, compendiada en el nombre de Dios Padre que da a Jesús, que significa dignidad y poder y está por encima de los demás.

e) La adoración universal (Fil. 2, 10): Las tres categorías de seres denominados tienden a indicar la totalidad del Universo. Todas las criaturas están bajo Jesús y deben adorarlo, Jesús está por encima de toda la creación.

f) “El título de Señor” (Fil. 2-11):Este título dado a Jesús corresponde al nombre divino en el Antiguo Testamento. En todo este himno se trata del Jesús histórico, Dios y hombre en la unidad de su persona concreta. Se entrevé en las dos dinámicas, de humillación-exaltación, el paralelismo con el viejo Adán, y el nuevo Adán: Cristo. El viejo Adán auto-exaltado en la desobediencia, fue humillado en el castigo. El nuevo Adán auto-humillado en la obediencia fue exaltado en el premio.

Este himno sintetizó en forma poética, la doctrina evangélica de la predicación de Jesús. Pablo exhorta a los cristianos de todos los tiempos a vivir en comunión con Dios Padre y entre nosotros desde la humildad y generosidad, unidos a Cristo.

III.- Premisas a la lectura del Evangelio (Mt. 26, 14 y 27, 66)

1. Lo largo y continuo de la narración. Pues los Evangelios fueron escritos después de la Resurrección y a la luz de la fe pascual y a la pasión se le da por espacio y estilo narrativo un lugar privilegiado que nos hace comprender su trascendental importancia en la vida de Jesús y en nuestra salvación.

2. En los otros capítulos evangélicos, se procede por acontecimientos y enseñanzas, en la Pasión hay una unidad narrativa coherente y sintética.

3. En los Evangelios hay significativa diversidad entre los Sinópticos y el Evangelio de San Juan; y en cambio en la Pasión permaneciendo las características de cada evangelista, se aprecia una convergencia tanto por la elección de los episodios narrados, como por el orden dado.

1º. La Cena:

El don Eucarístico de Jesús, viene después de la designación del traidor (Mt. 26, 28). Por lo mismo con la pasión ya iniciada, y con la clara previsión de que sus discípulos y seguidores en esta noche se escandalizarán y caerán no excluido Pedro (Mt. 26, 30-35).

Jesús sabe que deberá ir adelante en su pasión en perfecta soledad, ello se ve en los discípulos que duermen en el Monte de los Olivos. Antes de la pasión no existe una real imitación por parte de los discípulos “me seguirás después” (Jn. 13, 36).

La presión de la culpa del mundo en su soledad con el Padre, aparece como carga insoportable, de hecho, Jesús ora: “Padre si es posible que pase de mí este cáliz” (Mt. 26, 39). Pero Aquel que ya se ha ofrecido en oblación debe asumir sobre sí el designio de la voluntad del Padre, precisamente en lugar nuestro o “por nosotros”.

2º. Traición y sentencia:

Jesús es traicionado por uno de sus discípulos y negado por otro, que se supone es el de mayor confianza, el que representará a la Iglesia que vendrá; es increíble que este hombre “manso y humilde” sea el Mesías combativo, político, que esperaban los judíos. Miedo de sus discípulos de ser identificados como afines al condenado.

Los judíos se sienten defraudados por este hombre que se declara Mesías y Juez del mundo (Mt. 26, 63-64) y que no corresponde a la imagen política del Mesías. Judas piensa de la misma manera y por ello traiciona a Jesús, los judíos piensan paganamente y lo entregan al poder Romano visiblemente presente en Pilato, ante él lo traiciona también el pueblo elegido: “Nosotros y nuestros hijos nos hacemos responsables de su muerte (Mt. 27,25). Lo que marca un cambio radical del Pueblo de la Alianza y de la historia de la salvación. Pilato no sabe conducir la situación y huye con un cómodo y cobarde: “lavarse las manos” (Mt. 27, 24).

Antes Jesús -la Palabra de Dios- había aceptado ser el “Rey de los judíos”: “Tú lo has dicho” (Mt. 27,11) y luego permanece en silencio.El testimonio de Judas es dramático porque cuando ve que Jesús es condenado, sintió el remordimiento y devolvió las treinta monedas: “He pecado al entregar a un hombre inocente” (Mt. 27,4). Este hecho estaba ya profetizado (cfr. Mt. 27, 9 y 10); en donde se hace alusión a las profecías en: (Zac. 11,12-13 y Jer. 18, 1-7 y 32, 6-15)

3ª. Ejecución:

La narración ofrece la escena de la crucifixión, de los insultos lanzados contra Jesús, por los que pasaban, mientras sufre el cruel suplicio de la cruz, sus últimas palabras y su muerte.

San Mateo representa este acontecimiento en un marco escatológico, tinieblas, terremoto, apertura de las tumbas, si bien tan sólo después de la Resurrección saldrán los muertos y el velo del templo que se rasga como signo de que el culto de Israel llega a su fin.La cruz que está en medio de la historia del mundo, es al mismo tiempo su finalidad, hacia su encuentro corre toda la historia. (Mt. 24.30 Ap. 17).

El juicio del mundo tiene lugar aquí: “Pero cuando ya sea levantado de la tierra atraeré a todos hacia Mí” (Jn. 12, 32).Cuando los paganos que vigilaban a Jesús crucificado “vieron el terremoto que estaba pasando se llenaron de miedo y el centurión exclamó: “¡De veras este hombre era el Hijo de Dios!” (Mt. 27, 54).

Como vemos la narración de Mateo es doctrinal, eclesial, y en el marco de una asamblea de creyentes; los acontecimientos están iluminados por la fe de la Iglesia y a la luz del cumplimiento de las Escrituras.La inocencia de Jesús, proclamada por Judas (27,4), por la mujer de Pilato (27,16) y por Pilato mismo (27, 24), ilumina la oblación de este Siervo de Dios; lo mismo que su silencio ante las intimidaciones, excepto cuando debe afirmar su divinidad (26-24) y su realeza (27-11).

Conclusiones

  1. “Proclamemos hoy nuestra fe en Cristo muerto y resucitado”. Proclamemos hoy nuestra esperanza en la humanidad redimida ya que hemos sido hechos “hijos de Dios”. “Proclamemos hoy nuestro amor que nos salva y que genera en nosotros el amor” (Paulo VI).
  2. Proclamemos nuestra fe en la presencia de Cristo en la Eucaristía y en Su Palabra. Esa fe que nos llevará al perdón y a la reconciliación: “Perdona con Cristo que perdona desde la Cruz”.
  3. Proclamemos nuestra fe en Cristo muerto en la cruz, para elaborar todas nuestras elecciones y decisiones, con grande responsabilidad. Contemplar y comprender todos los acontecimientos de nuestra vida a “la luz de la cruz de Jesús”.
  4. Proclamemos nuestra fe en Cristo, en su disponibilidad, desprendimiento y despojo. Invitación a una donación y entrega total.“Todos los cristianos siguiendo a Cristo principio de vida, en los gozos y sacrificios de cada vocación; mediante su amor fiel, pueden ser testigos del misterio de amor que el Señor ha revelado al mundo con su muerte y resurrección” (Gaudium et Spes 52).
  5. Proclamemos nuestra fe en Cristo, estando al lado y acompañando a los humillados, débiles, oprimidos, explotados, marginados, no para sembrar en ellos el odio sino para que en la promoción de su dignidad y legítimos derechos; les recordamos también la serenidad de Aquel que se ofreció como Rey: “justo y victorioso, pero humilde” (Zac. 9, 9).

Acompañemos a Cristo esta Semana Santa que hoy iniciamos guiados por la Iglesia nuestra Madre y Maestra, que no vayamos a sentirnos apenados porque Él nos dijera: “¿No pudieron orar conmigo ni siquiera una hora?” (Mt. 26, 41)

Dios nos conceda por medio de la Santísima Virgen que ésta sea la mejor Semana Santa en nuestras vidas.

Amén.

Mérida, Yucatán, Abril 9 de 2017

+ Emilio Carlos Berlie Belaunzarán
Arzobispo Emérito de Yucatán

 

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