El arte 'saca' a los reos del Cereso

Los convictos buscan a través del conocimiento tener una nueva oportunidad en la vida y recuperar su espacio en la sociedad.

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Poetas de todos los tiempos, “alientan” a los noveles creadores al goce especial de la libertad, esa que desconocían aun cuando estaban afuera de los muros de la prisión. (Notimex)
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Agencias
MÉRIDA, Yucatán.- La literatura, las artes escénicas y el cine transforman la vida de mujeres y hombres del Centro de Reinserción Social de Mérida, quienes a través del conocimiento buscan ahora tener una nueva oportunidad en la vida y recuperar su espacio en la sociedad, según informó Notimex.

Las causas por las cuales Cristóbal, Miguel Ángel, Juan Oswaldo y Herberth fueron privados de su libertad física son diversas, no así el interés por compartir un espacio en la biblioteca del Cereso (aula-escenario): la pasión que ejercen sobre ellos las letras y el viajar a la conquista de mundos nuevos que se abren para sí mediante el teatro.

Julio Verne, Stephen King, William Shakespeare, Dante Alighieri o el mexicano Ramón Bravo autor de Tintorea y Tiburón Blanco, además de poetas de todos los tiempos, “alientan” a los noveles creadores al goce de la libertad, esa que desconocían aun cuando estaban afuera de los muros de la prisión.

Bajo el nombre de Programa de Formación Literaria Virtual para la Reinserción Social, este proyecto gestado en la Escuela de Escritores “Leopoldo Peniche Vallado” de la Secretaría de Cultura estatal (Sedeculta), busca la “reincorporación activa” de internas e internos a la vida social.

Con un año vida y basado en el programa de la red artística en línea, “se les estimula a aprender, a que fluya su interés por la escritura sin temor a la crítica o al rechazo confiando en su voz interior y capacidad creativa y escribiendo textos literarios del género de su interés”, destacó la directora del programa, Ena Evia Ricalde.

Bajo la coordinación del Área Educativa del Cereso a cargo de Felipe Lavadores Velázquez, los internos recurren a la escritura creativa reflejada en el cuento, la novela, la poesía, la experiencia testimonial, los textos dramáticos y el montaje escénico.

La idea es poder ofrecer a estas personas en situación vulnerable, la oportunidad de formarse como escritores sin impedimentos sensibles, físicos o geográficos.

Miguel Ángel Martínez Castañeda es el más entusiasmado con el teatro, en especial el de pantomima, ya que en este sólo es necesario enfatizar “los movimientos del cuerpo combinados con mucha creatividad, a fin de que lograr que lo que no existe se convierta en algo real”.

Bajo la dirección del dramaturgo Ivi May, los internos crean sus propios escenarios mentales y los enseña a utilizar los recursos a su alcance para poder desarrollar una historia “de la vida real”, tarea que a su vez los permite alejarlos del fantasma “de marginación”.

“La literatura, el teatro nos ha enseñado que tenemos que superar las etiquetas, a engrandecernos ante el miedo, a superarnos y dejar atrás nuestra baja autoestima, a desenvolvernos e incluso a no estar tensos por el hecho de vivir en un reclusorio”, señaló Miguel Angel.

“La literatura, continuó, es ver la tragedia de otra manera. El estar aquí es un drama como lo fue seguramente nuestra vida cuando estábamos afuera. Ahora sabemos que eso lo podemos convertir en una historia literaria que podemos contar”.

Herberth López Díaz se orienta por la poesía, acumulándola en un viejo cuaderno que atesora y está listo para convertirse en su primer libro, tal vez por ello guarda celoso la libreta, por ratos la toma como un hijo al que aprieta contra el pecho para evitarle cualquier dolor.

"La literatura nos permite expresar nuestros sentimientos como lo hacemos en la vida real, podemos dar a conocer algo vivencial", dice el reo Herberth López

Pese a su sensibilidad poética, es el menos soñador, pues seguro y temerario alza el pecho y la voz para presumir sus aspiraciones: el de un público al que recita su obra o siendo uno de los actores principales en una puesta en escena.

“Tal vez nunca tuvimos oportunidades para realizarnos, sin embargo, para mi este taller es como estar en la universidad; nos estamos consagrando en una profesión que hemos elegido, pero también nos permite reconocernos como personas, ampliar nuestra mente y nuestro corazón”, señaló.

La literatura nos permite expresar nuestros sentimientos como lo hacemos en la vida real, podemos dar a conocer algo vivencial y transmitir esa experiencia, temas dramáticos que mucho se parecen a nuestras vidas.

Lector ávido, Juan Oswaldo Sánchez Llanes consideró que la vida de cada interno es posible añadirle elementos literarios para crear un texto narrativo de valor, en sí mismo, el Cereso es una fuente inagotable de historias.

Agrega que la literatura nos permite dejar de pensar en hacer tonterías como personas, pero como creadores podemos imitar a los grandes novelistas que han tratado sin pena, por ejemplo, temas como violaciones u homicidios, convirtiéndolos en grandes obras.

“El reto es como logramos encriptar por medio de las letras esas historias para poder contarlas en forma literaria”, al tiempo que recordó el caso de Agatha Christie o de Stephen King, pero también figura la obra de Shakespeare y sus dramas individuales y sociales.

Lento, pero firme en su forma de hablar, también se refiere al poder de la imaginación que llevaron a Verne a realizar un viaje a la Luna, a recorrer el mundo en 80 días o conocer el fondo marino, pero también a Dante visitar el Infierno.

Podemos soñar, pero también debemos aprovechar las historias de nuestros pueblos para hacer literatura, como están las leyendas de los aluxes o del enano de Uxmal, que también permitió la consagración de varios como grandes escritores.

“Creo que si estamos aquí fue por algo, hay un propósito y este es que se nos han abierto las puertas a un mundo nuevo, a una nueva oportunidad de ver y vivir la vida, de acercarnos más a la sociedad y poder relacionarnos con ella”, manifestó Juan Oswaldo.

La poesía puede ser esa puerta para explorar nuestra conciencia y mostrar el arrepentimiento por nuestros actos, pero la pantomima nos ha permitido crear cubos, abrir puertas de las casas o salir por sus ventanas con solo visualizarlas y hacerlo creíble.

Por su parte, Cristóbal Cerón Cardona es el menos experimentado por su recién ingreso a los talleres, sin embargo, la aspiración inmediata no es ser un creador, sino continuar con su proceso de cambio personal.

“Mucho me han ayudado –los talleres- a levantar mi autoestima, pero sobre todo a no sentirme preso, por el contrario, hoy me siento mentalmente más libre, incluso que cuando estaba afuera. He cambiado incluso mi hermana me dice que soy otro”, señaló.

Agradecido con los maestros que le han enseñado a dar los primeros pasos para amar la literatura, también es el “más experimentado” en el cine, pues asegura que fue uno de los encargados de capturar tiburones que se utilizaron en la filmación de Tintorea, obra de Ramón Bravo llevada al cine.

“El cine es como el teatro que practicamos aquí, todo es imaginación y se va creando la historia porque uno puede ver como se crean los escenarios y se graba, pero cuando lo vemos en el cine es distinto a la realidad, pero ya tienen una buena historia”, comentó.

“El cine es como se dice, es como pintar un óleo; como guionistas hay que ser muy realistas, es ser como esos maestros que se llamaban Miguel Ángel o Da Vinci y para ello tenemos que abrir nuestra mente e ir creciendo poco a poco”, indicó.

Los foros de cine que como parte de este programa se han instituido en el Centro de Reinserción Social de Mérida también han contribuido a la formación de estos hombres, cuyas referencias fílmicas están acompañadas de numerosas palabras técnicos.

Cada uno refiere su particular gusto por alguno de los géneros literarios, enfatizando el porqué de su preferencia, mientras miran y parecieran reverenciar una frase colocada en un cuadro. “¿Hasta dónde puedes llegar? Hasta donde quieras ir”.

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