Las burlas, el motivo del asesinato en el parque Eulogio Rosado

Javier P. C., vinculado a proceso por el homicidio de Erick D., fue identificado gracias a las cámaras de seguridad y testigos.

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El cuerpo de Erick A. D. M. quedó sin vida en una banca del parque Eulogio Rosado y fue descubierto por los transeúntes a las primeras horas del 17 de febrero pasado. (Archivo/Milenio Novedades)
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Francisco Puerto/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Al ser vinculado por homicidio calificado, se decretó que el “asesino del Eulogio Rosado”, Javier P. C. permaneciera en el reclusorio los próximos 10 meses en espera que negocie un “procedimiento abreviado” o se le haga un juicio oral.

La juez de control Elsy del Carmen Villanueva Segura estableció tres meses para el cierre de investigación del asesinato de Erick A. D. M., de 39 años de edad.

Javier fue detenido el pasado 24 de febrero en el cruce de las calles 48 por 63 del Centro, por elementos de la Policía Estatal de Investigación y la Policía Ministerial, ya que se le acusa del delito de homicidio calificado en contra Erick. 

El crimen fue denunciado por María C. M. T. y Eduardo A. D. S..

El asesino fue identificado por medio de las cámaras de videovigilancia de la zona y el testimonio de algunas personas.

Los hechos

En el amanecer (06:00 horas) del pasado 17 de febrero, personas que pasaban por el parque se percataron de que en una de las bancas estaba sentado un hombre, en medio de un charco de sangre.

Algunos testigos comentaron que alrededor de las 04:00 horas, Erick estaba sentado en una banca, donde acostumbraba pasar la noche y tomar los tragos junto con otras personas, pues no tenía hogar.

A las 04:30 horas, Javier llegó al sitio y vio a Erick dormitando y al percatarse de que se encontraba descuidado fue hasta un puesto de perros calientes y le arrebató al despachador el cuchillo cebollero que tenía en las manos.

Al tiempo que tomaba el arma blanca, Javier decía que iba a matar a Erick, ya que siempre se burlaba de él, por lo que se fue sobre la víctima y le clavó el cuchillo en dos ocasiones, la primera en la pierna izquierda y la segunda en el tórax.

Como pudo, el albañil se sentó en una banca y se practicó un torniquete con una camiseta, pero no pudo contener la hemorragia, pues el arma le había perforado una de las femorales.

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