Jorge Moreno
MÉRIDA, Yuc.- A raíz de que empezamos a publicar temas sobre ovnis, varios lectores se han comunicado conmigo para platicarme sus experiencias, las cuales tienen algo en común, ocurrieron hace varios años y casi nadie les creyó debido a que no se trató de avistamientos masivos.

En semanas anteriores hablamos de sucesos ocurridos en Muna, Abalá y Conkal, en esta ocasión les presentamos el caso que vivió hace 24 años Roger Coral a las puertas de su casa, ubicada muy cerca del Aeropuerto Internacional de Mérida:

“En ese entonces (1989) yo trabajaba en el DIF y mi entrada era a las 4 de la mañana, por lo que a las tres y media salía de mi casa en la colonia Emiliano Zapata Sur, la cual se ubica detrás del aeropuerto, muy cerca de los muros”, comentó.

“Aquella madrugada salí como de costumbre y sólo había avanzado dos cuadras cuando algo me llamó la atención en el cielo, pues al alzar mi vista noté una figura extraña en forma de cruz suástica, es decir con las puntas anchas con luces en todo su contorno”.

Y agrega: “Podía ver las distancias que separaban cada luz, tenía temor a que me alumbrara por lo que apagué mi moto y me puse a contemplarlo con mucho miedo, el OVNI no hacía ningún tipo de ruido y estaba estático, como si estuviera estacionado en el aire, creo que fueron como uno o dos minutos el tiempo que lo estuve viendo”.

“De pronto despegó un  jet del aeropuerto, de esos pequeños, pero pasó muy rápido, los conozco bien porque como vivo cerquita de esa terminal aérea los veo de forma frecuente; bueno, cuando el jet alcanzó la misma altura de ese extraño objeto, el ovni se fue detrás pero ya no giraba, se alejó junto con sus luces hacia el oriente, pero momentos después regresó y avanzó en sentido contrario, es decir, hacia el poniente”.

"No tomo, soy evangélico"

“Yo estaba asombrado e impactado y, claro, con miedo, arranqué la moto y me fui al trabajo, fueron como cinco minutos que tardó esa experiencia inolvidable, se lo conté a todo el mundo, pero nadie me creyó, se reían y burlaban de mí, hasta me dijeron que si estaba drogado, pero yo jamás he hecho eso, yo soy cristiano evangélico”.

“En los siguientes días estuve muy pendiente de las noticias, pero no salió nada extraño en los medios; el aeropuerto tiene radares y tuvieron que haberlo detectado; tiempo después un amigo me dijo que a lo mejor eran naves que mandaron otros países de primer mundo que tienen aviones o aparatos muy sofisticados y que no son detectados por los radares”.

Actualmente don Roger labora como vigilante en una maquiladora de ropa en el centro de la ciudad de Mérida, ahí fue donde lo entrevisté y le tomé las fotos, ya que amablemente aceptó a salir del anonimato y permitir que todas las personas que lean este artículo sepan que se trata de una persona real, y así se animen a contar las experiencias que han vivido.