Brujos causan pánico en población yucateca

En Kochol la gente sabe que no puede salir de noche porque se puede topar con cualquiera de los 19 hechiceros que viven en este lugar.

|
Kochol es una pequeña y alejada comunidad de agricultores donde al ocultarse el sol, un profundo temor obliga a los pobladores a recluirse dentro de sus casas. (Google Maps)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Jorge Moreno/ SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- Hoy, a petición de nuestros lectores, hablaremos de una comisaría de Maxcanú, en donde han ocurrido muchas situaciones paranormales, nos referimos al pequeño poblado llamado Kochol.

Este lugar se encuentra al sur de Yucatán, es una pequeña y alejada comunidad de agricultores donde al ocultarse el sol, un profundo temor obliga a los pobladores a recluirse dentro de sus casas, asegurando puertas y ventanas con trancas y pasadores.

Ese temor crece conforme avanza la noche y el ambiente se inunda de maullidos de gatos muy grandes, que se suben a las albarradas y techos para protagonizar corretizas y peleas.

También se escuchan los berridos de chivos misteriosos cuya diversión es luchar a topes y se golpean tan fuerte que la vibración que producen sacude las ventanas de las casas. 

Y no falta la presencia de aves de rapiña espantosos que parecen sentirse dueños y señores de calles, patios y albarradas, y cuyos aleteos provocan ventarrones que azotan los árboles y cuanto encuentran a su paso, destechando en ocasiones las más humildes casas de paja.

Este pueblo, conocido como Kochol, es una comisaría situada a diez kilómetros de Maxcanú famosa tanto por la cantidad y la calidad de papaya maradol que en sus campos se produce.

Allá la gente sabe que no hay que salir de noche, porque se puede topar con cualquiera de los 19 brujos o brujas que viven en la población y salen a realizar sus correrías nocturnas convertidos en poderosos animales.

Hasta donde se conoce, esos brujos y brujas que esperan las sombras para cambiar de forma no son demasiado peligrosos, pues no matan más que ocasionalmente, pero lo hacen de susto, porque su especialidad y diversión es precisamente esa: asustar.

Algunos son viejitos, pero hay señores y señoras, e incluso niños de 12 y 14 años. Lo interesante del caso es que, según los informantes, esos brujos y brujas no son personas que destaquen por su maldad ni por sus actividades misteriosas, sino gente aparentemente normal, como todos los demás habitantes del pueblo. 

Tal vez te intereseUn 'devorador de almas' merodea en puerto yucateco

La única diferencia notable es que se les ve muy poco en el día, porque mientras la gente común está trabajando en casa o en la milpa, o estudiando en la escuela, ellos generalmente se encuentran durmiendo.

Se afirma que tienen un papel con escritos de magia, mismo que por las noches, luego de reunirse en la cancha de fútbol del pueblo, leen en voz alta. Y ya que lo han terminado de leer, se trasladan al cementerio de Santo Domingo, pueblo situado a escasos kilómetros, de donde, amparados por las sombras de la noche y el misterio de las invocaciones, salen convertidos en gatos, chivos o buitres.

Los informantes aseguraron que todos en Kochol saben quiénes son esos brujos y brujas, porque los han visto acudir a la cancha o al cementerio, o han descubierto el momento en que invierten su transformación en algún terreno baldío para volver a ser personas, pero no desean que se revele públicamente por temor a represalias.

*Agradecemos al señor Virgilio Hau, de la villa de Maxcanú que nos haya mandado este reporte.

Lo más leído

skeleton





skeleton