Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Quizá por estar muy cerca de Mérida, el panteón del municipio de Timucuy es uno de los más visitados y no precisamente por familiares de los difuntos que ahí están enterrados.

Se trata de hechiceros, brujos o curanderos, tanto de Mérida como de comisarías cercanas, que acuden a buscar la famosa “tierra de panteón” o bien huesos humanos para realizar ciertos rituales para sus 'clientes'.

Vecinos de la población, ubicada a menos de 15 minutos de la capital (de hecho su comisaria Tekik de Regil colinda con Mérida), reportan haber visto a personas 'foráneas' llegar en autos, o caminando, y se meten al camposanto, ya sea por la reja principal o brincando la barda.

“Desde hace muchos años ocurre esto, hay temporadas en que se intensifica, o por ejemplo, en determinados martes y viernes. Lo hemos reportado a la policía y a veces los han detenido, pero por lo general huyen antes, o ya pasa tan seguido que es común y ya ni vienen los uniformados a cubrir el reporte”, afirma un vecino del rumbo que prefiere guardar el anonimato por temor a represalias.

De hecho, esto no es exclusivo de Timucuy, tenemos reportes de muchos otros panteones donde los veladores y a veces hasta la policía, deben estar muy pendientes de los saqueadores.

Mario Leal Campos, brujo blanco originario de Mérida, con más de 30 años de dedicarse a esta 'labor', comenta que es frecuente acudir a los cementerios, no sólo en busca de estos objetos sino también para orar y comunicarse con los espíritus en busca ayuda con los 'trabajos' que realizan, ya sea para curar enfermedades o para que los clientes tengan fortuna en lo económico o el amor.

¿Qué buscan?

Hay hechiceros que sólo acuden físicamente al camposanto y no se llevan nada, hacen oraciones especiales para contactar principalmente a espíritus de antiguos sanadores o curanderos, otros invocan a la Santa Muerte, o bien, a determinados ídolos específicos (ya sea de magia vudú, africana, cubana u otras).

De entre los que se llevan objetos de los cementerios prefieren la tierra, ya que, según afirman, está 'consagrada' debido a todos los difuntos que ahí están enterrados, y por eso sus “trabajos de magia negra” se hacen mejor.

Los más aventurados se llevan huesos de cadáveres o cabello; esto obviamente es un delito, pero se les facilita la labor ya que casi nunca tienen que profanar ninguna tumba, ya que es común (y para ciertas familias hasta tradicional) que los huesos de sus difuntos que tienen más de tres años de haber sido enterrados, sean sacados y puestos en nichos que no tienen ninguna protección, incluso, a veces están al aire libre, sólo cubiertos con una sábana blanca.

Cabe destacar que también hay sectas satánicas en Yucatán que, al menos una vez cada dos meses, realizan determinados rituales bajo la luz de la luna y en el interior de un panteón, así que estos también tienen que ser incluidos a la hora de enumerar a los “visitantes no comunes” de estos sitios.

Existen otros dos grupos de personas, que aunque no tienen nada que ver con lo paranormal, si son el 'coco' de los veladores: 

Los saqueadores, que buscan cosas de valor y se meten a los panteones para robar todo lo valioso que haya en las tumbas (el oro en los dientes, que era común hace años, así como soguillas y otras prendas de valor con los que son enterrados algunos cadáveres) y hasta los huesos y esqueletos completos para vender a estudiantes de medicina.

Y por último se encuentran los 'borrachitos', estudiantes y bromistas que sólo se meten a tomar licor o cerveza, a aventurarse o a 'espantar' a quien se deje.