William Sierra/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- Llevar un excelente noviazgo, cuidarse el uno al otro, saber perdonar y tener siempre bien presente que el matrimonio es para siempre son algunas de las claves para llevar un buen matrimonio.

El noviazgo es la etapa que permite conocerse bien uno de otro, de ahí la importancia de ser honestos, presentarse como eres en realidad, no como quisieras ser o como pretendes, lo que no eres, indica una fuente especialista en temas de familia de la iglesia. Para encontrar a la persona adecuada hay que ser tú mismo.

Igual hay que tener bien en cuenta que desde el momento en que uno se casa no hay vuelta atrás, ya que es un compromiso de toda la vida. Hay que estar consciente de que es para siempre y si no, entonces no hay que llegar hasta el “te voy a amar para siempre”.

También es necesario cuidar la relación marital, pues el matrimonio es como una casa propia, que  se tiene que cuidar, no es algo que cuando quieres te vas y por lo tanto no la arreglas. Uno debe decir esta es mi casa, este es mi hogar, estos son mis hijos, es la persona que me ama, esto es para siempre y por tanto le invierto, la arreglo y  cuido.     

Entre los cuidados recomendados es tratar al cónyuge con la mayor bondad, darle prioridad sobre los hijos, tener salidas frecuentes en pareja y saber perdonar.

De hecho, el perdón es un proceso. Hay personas a las que les cuesta más, incluso depende de quién las ofendió y la gravedad. Todavía peor, es que además de la ofensa grave, no se pida perdón, como si no hubiera pasado nada, y eso ocasiona que lejos de llegar a curar una herida, está nunca cerrará.

En la iglesia católica hay muchas ayudas para poder perdonar como son los sacramentos de la Eucaristía, el Rosario y y rezar la Coronilla de la Misericordia. Cuando se pide perdón sinceramente y se asegura que no volverá a pasar, ya es una ayuda grande.

Algo muy importante es que los padres se confunden y creen que formar a un hijo es solo cuestión de enseñarle cosas de etiqueta social. Esto es sólo una parte, pues consiste en formar integralmente a la persona: su inteligencia, consciencia, espiritualidad, voluntad, corazón y carácter.

En la formación de los hijos es importante que los padres los acompañen para poder enseñarles bien los valores familiares.