Jesús Mejía/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- La producción de miel fue intensa y extensa entre los mayas de la Península Yucatán mediante la Meliponicultura (crianza de abejas sin aguijón), incluso mayor que en Europa, por lo que investigadores y antropólogos preparan recursos para que la Unesco lo considere como parte de la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial.

La investigadora y experta en el tema  de Meliponicultura, Laura Elena Sotelo Santos, informó de la propuesta de impulsarla como un bien inmaterial por el organismo de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, luego de exponer las particularidades de la producción de mil en la época prehispánica y en la actualidad.

Mencionó que desde el estado de Campeche se trabaja en la metodología y en el protocolo oficial para registrarlo como parte de una lista de patrimonio inmaterial mexicano, en el seno de la Unesco, ya que el cultivo de miel mediante la crianza de abejas sin aguijón se extendió por todo el área maya desde la Península hasta los países centroamericanos.

Al participar como conferencista dentro del Festival Internacional de la Cultura Maya 2013, la experta en el tema del Instituto de Filología de la UNAM expuso una considerable cantidad de imágenes de códices y fotografías de figuras antropomorfas relacionadas con la producción de miel y la meliponicultura.

Para Sotelo Santos, la meliponicultura se convirtió entre los mayas en el arte de criar abejas para el aprovechamiento de su producto, de los cual hay innumerables testimonios como el Código Dresde, vasijas de barro, estelas y figuras de zoomorfas y humanas en piedra.

“Los mayas cultivaron de manera intensiva las abejas sin aguijón para lo cual utilizaron troncos ahuecados artificialmente, ollas de barro y jícaras”, indicó.

Dulce ofrenda para los dioses

• Entre los mayas las abejas fueron insectos muy valorados, creían en la fuerza de la cera y por tanto elegida como ofrenda por ser atributo de los dioses. 
• Con la miel los mayas preparaban el “balché”, bebida compuesta por miel, corteza de balché y agua, que se ingería en las festividades religiosas.