Francisco Puerto/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- No todo fue miel sobre hojuelas este 14 de febrero en los juzgados penales tradicionales, pues a su fiel guardián de los últimos años se le tuvo que dormir porque el cáncer invadió todo su organismo.

La “Loba”, una perra mestiza con cruza de pastor alemán, en los últimos de siete años acompañó a la guardia de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública al cuidado de los juzgados.

Nadie sabe exactamente cuándo llegó, pero sí que era muy pacífica y no atacaba a la gente, y cuando llegaba la noche y la reja se cerraba, no había persona, animal o cosa que se acercara sin que fuera detectada.

Visitantes, litigantes, personal, consejeros y hasta magistrados le tenían cariño a este noble animal, que día y noche cuidaba el recinto.

No le faltaban croquetas y agua, que la gente compraba y entregaba a los oficiales de la guardia para alimentarla.

Fue hace un tiempo cuando “Loba” empezó a tener problemas de salud, se le veía hinchada y al ser revisada por un veterinario se dieron cuenta que padecía cáncer, el cual ya se había extendido al hígado, bazo y pulmones provocándole intensos dolores.

Por su edad y el sufrimiento de la perra, la gente de los juzgados decidieron llevarla a una clínica para que fuera sacrificada.

Con la cooperación de todos los que la conocieron se junto dinero para que los restos de  "Loba" fueran incinerados.