Chef emprende su pasión por la cocina

Mariana Azcorra Aguilar se abrió paso con una nueva oferta educativa para los niños que innovó en la ciudad.

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Chefsitos contribuye con la nutrición infantil y fomenta hábitos saludables entre los niños y adultos de la mano de Mariana Azcorra Aguilar. (Milenio Novedades)
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Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- El amor por la cocina, la preocupación por compartir información sobre hábitos saludables, contribuir con la nutrición de los niños y contrarrestar el problema de obesidad infantil fueron los motivos que llevaron a la chef Mariana Azcorra Aguilar a fundar su propia escuela de gastronomía y tienda de elementos de cocina.

Con casi cinco años su institución está abriéndose paso en la oferta educativa, con un concepto que innovó en la ciudad y con el que desea crecer profesionalmente. Su principal sector son los niños y recientemente integró a su currícula adolescentes y adultos.

Su institución “Chefsitos” ha superado los muros de las aulas, para convertirse incluso en un concepto aplicable en fiestas temáticas, donde los chef maestros, montan cocinas en festejos infantiles y eventos sociales diversos.

¿Cómo encontraste tu vocación empresarial?

Estudié Mercadotecnia y Negocios Internacionales en la Facultad de Contabilidad y Administración de la Universidad Autónoma de Yucatán y en el segundo año de carrera, mi mamá que sabe mi amor por la cocina, me inscribió en una escuela, y me puso el reto de organizarme para estudiar para chef y además la licenciatura en la Uady.

Luego me fui a Montreal a estudiar y ahí trabajé y amplié mi visión. Con las dos perspectivas de negocios y cocina, en 2009 durante mis días libres antes de regresar a Canadá,  se me ocurrió comenzar a hacer cursos y se los propuse por primera vez a los encargados del Club de Golf La Ceiba, con una actividad de cocina para niños.

El proyecto fue un éxito y a mi regreso a Mérida decidí continuar los cursos pero en mi propia sede. 

¿Cuándo comenzaste tu escuela?

En 2010, cuando repuntaron los niveles de obesidad infantil, desnutrición y diabetes,  detecté una oportunidad y busqué a expertos en la materia para formar un programa que pudiera fusionar la educación, el tema de nutrición y cocina enfocado a niños, para sembrarle la semilla de los hábitos saludables.

"Empezamos con una cocina, pocos utensilios, la gente nos aceptó muy bien a pesar de que era algo nuevo”, dijo Mariana

Decidimos trabajar con niños desde tres años porque es el momento crítico del aprendizaje, porque es una edad ideal para que tengan un aprendizaje significativo del tema de los alimentos, se atrevan a probar nuevos sabores y aprendan a comer sano.

Empezamos con una cocina, pocos utensilios, la gente nos aceptó muy bien  a pesar de que era algo nuevo, pero que les resultó interesante y nos confiaron a los niños porque sabían que había un equipo profesional. Poco a poco crecieron los grupos y tuvimos que acondicionar el lugar para crecer.

¿Cuál consideras que es tu ventaja competitiva?

Nosotros ofrecemos no sólo  cursos de cocina, sino  un programa completo que se desarrolla con base en temas que tienen que ver con nutrición, incluso con ecología, higiene, deporte, convivencia, respeto, en fin, es una formación integral, porque además de darles bases para el buen comer, promovemos la vida sana en todos sus aspectos. Los papás agradecen mucho este tipo de conocimiento, porque incluso los niños contagian a la familia para que se animen a vivir sanamente.

¿Cómo financiaste tu proyecto?

Es una parte muy difícil para los emprendedores, uno no se vuelve rico con un negocio de la noche a la mañana, es como tener un hijo, hay que invertir mucho: dinero, tiempo. Los inicios fueron con dinero propio y apoyo de mis padres, todo era muy básico.

Luego la Secretaría de la Juventud de Yucatán nos apoyó, apliqué en el programa “Emprender” y nos dieron 30 mil pesos, eso nos sirvieron mucho.  Ya vamos encaminados para el quinto año y con ganas, dedicación y tiempo para avanzar. 

¿El factor joven cómo influyó en tu proceso de emprendimiento?

Como joven fue un poco complicado, cuando inicié la gente me veía muy chica y me decían ¿contigo se van a quedar mis hijos?, ¿tú qué vas a saber de niños? Fue difícil que creyeran en mí pero cuando vieron los resultados, confiaron y agradecen lo que hacemos. La primera publicidad fue de boca en boca y eso nos ayudó mucho, la misma gente nos trae más clientes. El trato con los papás es un reto.

¿Qué sigue para tu institución?

Como parte de la evolución abrimos espacios para más grupos, ahora para adolescentes y adultos, porque nos pedían cursos, también tenemos una rama para eventos especiales, vamos a fiestas donde montamos pequeños talleres de cocina y además tenemos la tienda de utensilios de cocina. 

A los jóvenes les sirve para convencerse si de verdad quieren ser chefs y los grandes aprenden nuevas formas de cocinar, también se capacitan empleados para empresas banqueteras y también ayudamos a quienes quieren abrir negocios de comida porque les damos asesoría.

¿Cómo te asesoras para manejar tu proyecto?

Desde el principio tuve mucho apoyo, durante la estancia de un año en la incubadora de la Universidad Tecnológica Metropolitana y gracias a ellos resolvimos todo el aspecto legal y conformar un buen equipo de trabajo. 

¿Cuáles son las lecciones más importantes que has aprendido en estos cuatro años de tu organización?

Ser responsable, respetuosa con la gente que trabajas, uno aprende mucho de los chicos. Siempre habrá obstáculos, pero siempre hay salidas, no hay que abandonar el proyecto. 

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