'La experiencia con internos me cambió la vida'

La dramaturga dedica su tiempo a enseñar teatro a los presos y el interno Alberto López Vadillo fomenta un círculo de lectura en el penal.

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Conchi León, artista y dramaturga, ha apoyado a internos e internas del Cereso al compartirles su amor por el arte teatral. (Milenio Novedades)
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Joel González/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- Dentro de los centros penitenciarios, el talento de personas externas como el de algunos internos ha dejado huella en el sistema carcelario yucateco, ya que esta gente ha compartido su talento con el resto de la comunidad en situación de cárcel, generando espacios que han trascendido. 

“Llegué al penal por primera vez hace años a dar un curso no muy convencida, porque pensé que sería en el Cereso femenino y fue en el varonil. Sin embargo, mi experiencia con los internos me cambió la vida”, señaló en entrevista la dramaturga yucateca Concepción León Mora, más conocida en el mundo cultural y artístico como Conchi León.

La editorialista del “Poder de la pluma” de MILENIO NOVEDADES relató que durante su primera etapa formó un grupo de teatro en el que participaron más de cien personas entre actores y equipo técnico.

Además de los montajes y la formación de un taller de escenografía -que hasta la fecha funciona-, la también actriz enfatizó que su intervención con las personas en situación de cárcel la hizo reflexionar sobre ella misma, ya que en aquel momento era una persona irascible. 

“Pensé mucho sobre lo que puedes hacer en un momento de ira y me dio miedo”, señaló.

Recordó que conforme fue avanzando el curso, su perspectiva de ese mundo marginado fue cambiando hasta convertirse en una experiencia importante tanto para ella como para los internos, quienes esperan que regrese; sin embargo, le reconforta saber que la semilla que sembró continúa dando frutos.

Asimismo,Conchi recordó que en una segunda etapa, hace dos años, tuvo la oportunidad de impartir un nuevo curso, pero ahora en el Cereso femenil, donde logró una gran integración con las internas, a quienes guió en el terreno de la literatura y les brindó el regalo de la conciencia, de la libertad de pensamiento y fortaleció su autoestima.

Círculo de lectura

Otro caso destacado es el del interno Alberto López Vadillo, que desde hace cuatro años ha desarrollado círculos de lectura, ya que considera  que una parte importante para la reinserción es la educación.

 “Muchas de las personas tienen un grado muy básico de escolaridad, algunos formaron parte de una pandilla; muchos nunca han leído y aquí han comenzado a hacerlo”, señaló.

Declaró que ha ayudado a sus compañeros creando grupos donde, como primera tarea, se invita a leer un libro completo; actualmente ya son como 120 libros que se han leído en ese grupo, con títulos como Juan Salvador Gaviota, Pedro Páramo, El Principito...

Explicó que de igual manera tiene otro grupo con adultos mayores, un tercero donde se está aprendiendo a escribir, y se ha creado uno nuevo para que los mayeros cuenten sus historias en su idioma; agregó que esta práctica les ha resultado relajante.

“Mis compañeros, que es mi gente, tiene algo que decir”, indicó.

Para terminar López Vadillo dejó claro que la lectura lleva a cuestionar-los que llegamos acá tratamos de no estar, pero parte del ejercicio de reinserción, es darte cuenta dónde estás y que puedes hacer por tu comunidad- agregó  que para la reinserción social, el cierre de todo proceso de justicia debe estar basado en el hecho de que quien cometió una falta regresó a la sociedad como mejor persona, finalizó.

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