"La pestilencia"

¿sabían que, en 99 de los 106 ayuntamientos de Yucatán, la mayoría de las cárceles públicas, son un particular infierno?

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Oigan, por si no lo imaginaban, ¿sabían que, en 99 de los 106 ayuntamientos de Yucatán, la mayoría de las cárceles públicas, son un particular infierno? La versión de un sujeto que acabó en la “chirona” del ayuntamiento de Dzidzantún, al centro-oriente del Estado: “Cuando una persona comete algún delito, la mayoría de ellas recibe como pena permanecer unos días en la cárcel municipal para que pague por sus actos y al estar alejado de sus familiares, encerrado y sin comodidades, recapacite. Después sale para no volver a caer; pero la realidad es que los presos viven un infierno”.

Y es que un estudio de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán (Codhey), elaborado a finales de 2015, sentencia: el 70 por ciento de las cárceles municipales reprueban las condiciones mínimas para su funcionamiento, es más incurren en una gran serie de irregularidades que ponen en riesgo la salud de los presos, así como su seguridad física.

Y de este panorama está consciente el presidente de la Codhey, Enrique GoffAilloud, quien ha detallado que durante las inspecciones se encontraron celdas sin baños, luz, limpieza, ventilación, planchas de cemento para sentarse o acostarse; además hay casos más delicados donde se observaron grafitis, orificios en el piso, el techo o pared, residuos de excremento en pisos y paredes, telarañas, rejas oxidadas o rotas, sólo por mencionar algunas de las deplorables situaciones.

PRIMERA CAIDA.- Cientos de los detenidos, la mayoría por alcoholismo o escandalizar en la vía pública (muchos de ellos por no tener algunos dinero para pagar sus fianzas que pueden alcanzar hasta los 300 pesos) tienen que dormir en el piso, compartiendo el espacio con otros presos, sin ventilador, con el calor predominante en Yucatán, de 38 grados Celsius promedio, y haciendo sus necesidades físicas en un inodoro que nunca se lava, a la vista de todos y sin agua potable.

SEGUNDA CAIDA.- Y que una gran parte de las cárceles municipales no están diseñadas para cubrir las necesidades sanitarias de las personas arrestadas o, simplemente, no cuentan con ellas, pues en algunas únicamente hay agujeros en el piso a manera de letrina, en donde se acumulan los desechos de todo tipo, excremento y orín, y hasta alimentos en descomposición.

TERCERA CAIDA.- En el informe, recopilado por personal de la Codhey, se encontró que el 16 por ciento de las cárceles cuentan con instalaciones sanitarias en su interior y de este porcentaje, únicamente en tres municipios tienen agua potable. Son los casos de Mérida, Valladolid y Tizimín, aunque los dos primeros disponen también de Centros de Readaptación Social que no fueron sujetos a inspección.

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