No tienen madre

Chávez Jr y Canelo incurrieron en uno de los más aparatosos fraudes deportivos de que se tenga memoria.

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Antes que nada, muchas felicidades a todas las madrecitas que fueron agasajadas por sus hijas e hijos, esposos o “piores es nada”, amistades y demás seres queridos. Aunque, la neta de las paletas, todos los días deberían ser de las mamacitas –incluyendo a las petaconas suculentas que incitan al pecado nuestro de cada día-, y no sólo acordarse de las progenitoras, precisamente, el 10 de mayo, que es una fecha más consumista que sentimental y amorosa. Pero cada persona sabrá cómo se lleva con su mentora de nacimiento.

Pasando a otro tema no menos consumista, los que no tuvieron madre –en términos coloquial y figurado- fueron Julio César Chávez hijo y Saúl “Canelo” Álvarez, dos boxeadores de corte internacional y que en su pleito, tan esperado por millones de personas y mucho más por los voraces empresarios que anhelaban engullirse cada dólar que, por sudores y hasta zurradas, despidieran sus casi 75 ó 76 kilos.

Y es que ambos dos (cito nuevamente a Cantinflas) incurrieron en uno de los más aparatosos fraudes deportivos de que se tenga memoria. Cierto, el “Canelo” jalisciense mostró más hechura de boxeador que el sinaloense Chávez Jr., un chavo displicente, ignorante, flojo y que sólo es lo que es: el hijo de papá, o sea, Julio César Chávez González, una leyenda del boxeo mundial y que, en su etapa como pugilista, se distinguió por su profesionalismo, entrega y disciplina. El tiempo y sus vicios vencieron su carrera como tirador de golpes, pero era algo natural. Se retiró y vive de sus glorias, una lana que todavía le sobra y de sus fatales apuntes y mentadas de madre como dizque comentarista de una televisora muy venida a menos.

El fraude no pudo ser mayor. Acabando la contienda, cuyo fallo fue unánime a favor del pelirrojo, ya se había montado el show para anunciar la pelea esperada desde hace dos o tres años: “Canelo” vs. Golovkin (el nativo de Kasajistán, ex estado soviético).

Una total falta de respeto para los aficionados que, como en muchas ocasiones, salieron frustrados por un combate que prometía ser el “padrote” de todos los pleitos. Los empresarios como Óscar de la Hoya ya quieren montar la pelea hasta en la punta más alta del Monte Everest.

PRIMERA CAIDA.- De Julito hijo no se puede esperar más que puros fiascos. Lo mejor que puede hacer es retirarse y dedicarse a dar clases de pésimo inglés, como el que presumió en una entrevista con Álvarez.

SEGUNDA CAIDA.- El “Canelo” sólo mostró más blanquillos; al fin y al cabo, le pusieron enfrente a un bulto más en su supuesta brillante carrera.

TERCERA CAIDA.- El boxeo quedó como una muestra más del dominio de la mafia en el poder (diría AMLO), para hinchar de billetes a unos cuantos y dar gato por liebre.

¡Qué poca madre!

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