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Hermiña Toh y Eduardo Real Castillo no tienen nada entre sí, pero, la tarde del martes 27 de febrero, levantaron ámpula, como se dice de manera popular. Le tocó primero al chavo. Un tribunal le emitió una sentencia de 35 años de “bote” sólo por su “gracia” de matar a su esposa, en junio de 2017, en plena Plaza Fiesta ante la vista de todos. No le dio tres tiros, como a “Rosita Alvirez”, nada más le asestó unos cuantos cuchillazos, suficientes para dejarla bañada en sangre y muerta en un dos por tres.

El tipo fue sentenciado a 35 años de cárcel por el delito de feminicidio agravado al darle “chicharrón” a su pareja, Jessica Esmeralda Cano Baas, con quien tenía dos hijos.

Sin embargo, la Fiscalía General del Estado se inconformó porque considera que la pena impuesta en insuficiente cuando, por feminicidio en su calidad de agravado, se debe castigar con 50 años de “chirona”. A pesar de ello, la defensa del sujeto pidió clemencia porque –argumentó- el supuesto cliente está afectado de sus facultades mentales. Eso es obvio desde que degolló a su pareja, pero habría que estudiar el caso para conocer a fondo el resolutivo de los juzgadores.

Más en la noche, por otro rumbo del Estado, concretamente en Izamal, todavía gobernado –por así decirlo- por el alcalde Warnel May Escobar y, al mismo tiempo, candidato del PRI-nosaurio a diputado estatal, una señora que ya pasa de los 70 años de edad y enferma de diabetes sufrió el brutal ataque de un perro pitbull, el cual le ocasionó lesiones de gravedad en el rostro y el cuero cabelludo.

Como pueden ver: dos nombres, dos casos distintos, pero unidos bajo la modalidad de la violencia, así como la acusación y la defensa.

El criminal pretende ser degradado a “loquito” para que, con chance, le puedan dar hasta menos privación de su libertad, aunque no lo libera de culpa el hecho de que, en realidad, está demente para haber actuado de esa manera. Muchos piden 50 años de cárcel y no los 35. Pero, ¿saben qué?, es casi un hecho que la inconformidad de la Fiscalía no prosperará.

Por otra parte, el debate en las redes sociales es si el pitbull se tiene la culpa de ser tan agresivo o si, en realidad, sus dueños están tan orates que lo transformaron en un animal brutal y despiadado guiado por las malas enseñanzas humanas.

PRIMERA CAIDA.- El tal Lalo no puede recibir la “piedad” de los 35 años de tambo por dicho feminicidio. Tal vez no le funcione bien el cerebro, pero no tanto para no saber lo que hizo.

SEGUNDA CAIDA.- A los dueños del perrazo deberían encerrarlos (con todo y su animal; a ver quién sale más trasquilado).

TERCERA CAIDA.- La ignorancia, en ambos casos, es alarmante. ¿Cuál es la solución?.

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