Les llaman de conveniencia

El inversionista de antaño no consideraba financieramente rentable operar en los días y horarios mencionados.

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Es indudable que los modelos de negocios han ido evolucionando en el mundo entero y nuestra ciudad no es la excepción, hoy día se puede observar una amplia variedad de formas de negocios e inversionistas cada vez más arriesgados. Esto no siempre fue así, recuerdo que en los años de 1980 e inicios de 1990 la mayoría de los comercios cerraban sus instalaciones a las 10 p.m. como máximo y muy pocos abrían sus puertas los domingos y días festivos; de hecho, los domingos a partir de las 4 p.m. nuestro emblemático centro de la ciudad quedaba desierto.

El inversionista de antaño no consideraba financieramente rentable operar en los días y horarios mencionados; las posturas eran: ¿quién acudiría a comprar en la madrugada?, ¿para qué mantengo abierto el negocio cuando todos duermen?, ¿quién sale de compras en domingo por la tarde?, “el 25 de diciembre y 1 de enero no se debe trabajar”. Vaya miopía empresarial.

En 1997, Mérida dio entrada a una importante cadena nacional de tiendas de conveniencia, la cual, cimentada en el respaldo financiero de uno de los grupos empresariales más poderosos de nuestro país y poseedora de una aguda visión de marketing, desplegó una ejemplar y efectiva estrategia de posicionamiento de marca y expansión. Mediante esas herramientas logró cambiar la cultura de consumo de nuestra sociedad y, prácticamente de un plumazo, poner en segundo plano a todo competidor existente que se asemeje a su modelo de negocio.

Desde mi punto de vista, esta cadena ha aportado grandes beneficios a nuestra economía y sociedad, para mencionar algunos: proporcionan empleos a personas de diversas edades, provee de un ambiente agradable a clientes y empleados, propicia el incremento de vigilancia en donde se establece, etc.

En mi opinión, lo más importante que han aportado es dar la oportunidad a mujeres de laborar en un ambiente equitativo y hacerlas emerger como una base del sustento económico de las familias; de igual manera, demostraron al empresario yucateco que nuestra sociedad necesita y está ávida de productos y servicios los 365 días del año y las 24 horas del día y por último el convertirse en centros de negocios para la realización de operaciones de corte financiero y de pago de servicios, provocando la optimización del tiempo de las personas y la amplitud de horarios para transaccionar.

Sin duda, es un modelo comercial de éxito, financieramente rentable y detonador de economía para Yucatán. ¡Bienvenidas sean!

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