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Rodrigo Us May/SIPSE

Mérida, Yuc.- En la actualidad nuestro sector empresarial manifiesta gran crecimiento, especialización y profesionalización; indudablemente, esto trae como consecuencia resultados positivos: atractivas oportunidades de empleo, gama amplia de productos y servicios de calidad, crecimiento del valor de la marca. Los empresarios han efectuado una labor superlativa por adquirir presencia en el mercado y han dirigido su atención a expandirse e innovar. Ocupan mucho tiempo en intentar eliminar a quien ellos creen su principal enemigo: la competencia.

Sin embargo, el enemigo nace y crece como un gran parásito en las entrañas de la organización y se nutre de las utilidades de la empresa; son los denominados costos ocultos, los cuales son un grupo de gastos no productivos, que pudieron ser evitados y que pasan desapercibidos a la vista de los analistas financieros, escondidos en las épocas de bonanza o crisis.

Tienen como cuna la mala comunicación y el descontrol administrativo y se presentan en estas facetas: falta de logística de reparto y de garantías por falta de controles de calidad, escaso mantenimiento a equipos, comisiones y multas por errores administrativos, horas hombre y máquina improductivas, retrabajos, desperdicios de materias primas, robo hormiga, inversiones estériles en equipos e inventarios, malas instalaciones eléctricas, fugas de agua, mala atención a clientes, etc.

Es indiscutible que lo mencionado en el párrafo anterior representa un gran desafío para todo aquel que detente el puesto de administrador o analista financiero, debido a que, por muy insignificante que en apariencia el valor monetario de este tipo de costo sea, su recurrencia sistemática multiplica rápidamente su valor, provocando a corto, mediano y largo plazo una laceración importante a las utilidades de las organizaciones. Es necesario destacar que, en muchOs casos, son las mismas utilidades, en ocasiones mayores que las estimadas, las que ocultan estos costos y los hacen invisibles para administradores y analistas financieros. ¿Y cómo se puede combatir este parásito organizacional?
Con base en mi experiencia profesional, recomiendo ante todo: el control en todos los departamentos y procesos productivos de la organización, comunicación efectiva, plan de recompensas a empleados, asignación de centros de costos por departamento así como su revisión continua e incluyente, evitar la adquisición de equipos seminuevos, controlar inventarios, capacitación continua, optimizar turnos de trabajo, involucramiento de administradores y financieros en procesos productivos, administrativos y de venta.

Amigos administradores y financieros: ¡optimicemos utilidades!

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