Sociedad metalizada

El dinero es tema de plática entre amas de casa, jóvenes, reuniones familiares, círculos sociales, centros de trabajo, escuelas, etc.

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El dinero siempre ha sido de gran importancia para el ser humano; las personas, sin importar clases sociales, dedican mucho tiempo a diseñar mecanismos y estrategias para su obtención y acumulación y elevar su nivel de vida.

El dinero es tema de plática entre amas de casa, jóvenes, reuniones familiares, círculos sociales, centros de trabajo, escuelas, etc. Algunos hablan de cómo obtenerlo y otros de cómo acrecentarlo; inclusive sueñan que se encuentran un tesoro o que se sacan la lotería, pero lo más dramático es que los niños en etapas escolares iniciales ya se preocupan por el dinero.

Ante eso es relevante considerar ¿cuántas veces al día las personas piensan en temas relacionados con dinero? Seguramente tantas y de manera tan natural que ni cuenta nos damos. Esta pregunta no necesariamente está relacionada con poseer dinero o no. Para comprender esto, es apropiado agrupar a las personas que poseen excedentes de recursos monetarios y los que no los tienen.

Cuando nos enfocamos al primer grupo podemos percibir que las necesidades constantes de la sociedad crean grandes oportunidades de inversión, las cuales pueden traer muy buenos rendimientos para el que pueda y sepa invertir y esto ocupa y activa de manera acelerada la mente de los que integran este grupo.

En el otro grupo, es palpable que la situación económica es apremiante, se percibe gran desproporción entre el incremento salarial, el sistemático e irreversible aumento de los precios de los productos de la canasta básica, servicios y combustibles, los cuales a final de cuentas son los grandes mandones en las alzas. Este grupo ocupa su mente en pensar cómo obtener dinero, ya no para disfrutar de lujos, sino para sobrevivir.

El dinero puede desequilibrar la mente, debido a que ha demostrado su gran poder desestabilizador; esto es fácil de explicar: cuando no se tiene, las personas se estresan por obtenerlo y cuando se posee, se angustian porque se consume. Para comprenderlo, piense cuál es su estado de ánimo el día que recibe su quincena y compárelo con el que tiene cuando se gasta con dramática rapidez.

Lo más preocupante es que cuando la mente se ocupa de pensamientos monetarios, se inicia un proceso de despersonalización ante elementos que son la esencia de la humanidad: el entorno familiar, social, ambiental y espiritual. Por ello es importante mantener conciencia de nuestras capacidades y potenciales financieros y así establecer equilibrio entre lo financiero y lo emocional.

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