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No sólo de pan vive el hombre...- Mateo, 4:4

Qué importante es apreciar quiénes somos más allá del dinero, los bienes materiales, las apariencias y el consumismo. La pobreza, como escasez material, no está directamente relacionada con la prosperidad. Se puede ser pobre y sin embargo próspero, porque esto tiene que ver con la capacidad de disfrutar de la vida, vivir con poco y saber salir adelante en las diferentes situaciones que se presentan, sabiendo que la verdadera riqueza está en nuestro interior.

Creo que es así, porque se puede tener mucho y, sin embargo, ser muy pobre en cuanto a cariño, amor, alegría, capacidad de disfrutar risas, abrazos, besos, atardeceres, noches estrelladas; en fin, tener ojos para ver la luz y la belleza del Universo.

Sí, ya sé… que en este mundo material el dinero es muy importante; sin embargo, pensemos en que cada quién tiene una medida y un límite respecto a la prosperidad material. Hay personas que mientras más tienen, más y más quieren sin siquiera tener “tiempo” para ¡disfrutarlo!
Sentirse satisfecho con lo que se tiene es la “fórmula mágica” para VIVIR content@ y no compararse con nadie para no envidiar y creer que “el pasto en el jardín del vecino es más verde que el nuestro”.

Cuando uno se siente insatisfecho, con la autoestima por los suelos, se cree pobre, muy pobre y además miserable, independientemente de la cantidad de dinero con que se cuente.

Mientras que, si uno se siente feliz y content@ con su vida, aunque sea poco lo que tenga, la felicidad está en disfrutar lo que es inapreciable porque bien sé que “es más rica la persona con lo necesario que con millones de pesos que hay que cuidar y aumentar”. Vivir así, acumulando dinero o fama y admiración por lo que se tiene y no por lo que se es, impide ser feliz, disfrutar amar o simplemente cumplir nuestra “misión humana.

No se tú… pero yo prefiero vivir y morir satisfecha y contenta que ser millonaria e infeliz en vida y en el cementerio.

¡Ánimo! hay que aprender a vivir

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