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El amor es libertad y crecimiento antes que posesión y limitaciones

Cuando la persona no lleva las riendas de su vida, no existe la alegría, aparecen la tristeza y el enojo acumulados. La dulzura y la compasión desaparecen para dar paso a una dureza y a un deseo de control exagerado. Piensa que no hay nada que pueda hacer para cambiar la situación que vive; ni siquiera hay consciencia de que algo está mal y piensa que esa es la cruz que le ha tocado vivir y la va arrastrando.

A este perder obsesivamente la propia vida viviendo al “son y ritmo” de otro u otros es a lo que se le llama codependencia. Es una enfermedad y sus consecuencias son graves. Salir de dicha codependencia no es fácil y más cuando se es víctima de inválidos, alcohólicos, drogadictos y neuróticos. Hay que aceptar que es una enfermedad que está en uno mismo e impide relacionarnos con los demás de manera normal y sana. Melody Beattie dice que “la persona codependiente es la que ha permitido que su vida se vea afectada por la conducta de otra persona y que está obsesionada tratando de controlar esa conducta”.

Hay personas afectadas por personalidades problemáticas, como enfermos crónicos, con perturbaciones emocionales y mentales. A veces cuando la relación del codependiente con la persona problemática termina, la codependiente busca a otra con los mismos problemas o con distintos tipos de enfermedad o incapacidad para seguir con su conducta codependiente. Es una patología que se caracteriza por preocupación y extrema dependencia (emocional, social y física) de la otra o de un objeto (casa, coche, mascotas, etc.), tan fuerte, que, afecta todas sus otras relaciones.

Un paso para la sanación del codependiente es reconocer su sufrimiento, su necesidad de ser ayudado, ya que su vida no funciona bien; se deteriora física, mental, psicológica y espiritualmente y, de no tratarse, puede llegar a morir. Esta enfermedad lleva a una incapacidad de juicio, a una ceguera que impide ver la realidad, a una confusión mental y emocional que le hace dudar de percepciones y sentimientos propios.

Esta condición es tan seria que amerita que la analicemos, sin minimizar, alterar o negar cómo nos sentimos para poder descubrir que puede haber un cambio para no quedar atrapad@s en la codependencia.

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.

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