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No hay monopolio más escandaloso que el de los bancos en México; la ignorancia, sea voluntaria o involuntaria, de las autoridades es tal que hasta el presidente fue a la convención bancaria a promulgar la ley Fintech que le quita competencia a la banca en claro detrimento de la comunidad emprendedora de actividades financieras.

Lo pinto feo, pero en la misma ley Fintech viene la regulación de actividades peligrosas internacionalmente, como los activos digitales o monedas encriptadas (el Bitcoin), pero de paso regulan las empresas de financiamiento colectivo en apps de internet llenándolas de informes, procedimientos y requisitos con el único propósito de limitar su crecimiento y seguir teniendo el monopolio del financiamiento a tasas de usura y concentrando el crédito como ya lo han hecho en los últimos años.

No es primera vez en la historia: sobrerregularon las sofomes y en los últimos años han cerrado la mitad; no les permiten abrir cuentas de cheques a centros cambiarios, de hecho, tampoco a ninguna empresa cuyo objeto social sea el crédito, aunque éste sea comercial. La industria del financiamiento colectivo ha sido en Estados Unidos alivio para el microcrédito y el sistema emprendedor. En México está empezando, pero hoy le ponen un ancla para proteger el mercado de los bancos que, por cierto, son mayoritariamente extranjeros.

Los números hablan: los bancos mexicanos han tenido utilidades record, son los más rentables del mundo, sus rendimientos crecen al doble del PIB, más que la industria tecnológica; la banca es por mucho la actividad más redituable de México, es la única que regula su competencia antes de que exista; es la actividad cuya diferencia en tasas de préstamos e inversión está a niveles de absurdo y no existe una organización civil que le siga los pasos. Lastima con comisiones y sobretasas a toda la población del país.

Siempre me ha parecido extraño que cuando sube la gasolina se molesta la gente, pero cuando le elevan las tasas de tarjeta de crédito o de hipoteca a niveles cuestionables nadie dice nada; de hecho, por las utilidades históricas en Estados Unidos ya los hubieran citado al Senado para explicar ese crecimiento tan distanciado de las demás industrias del mercado presumiendo abusos.

No existe ningún banco de Puebla hacia el sur, una actividad tan importante y tan ignorada, un monopolio grosero para México. Ojalá algún candidato toque el tema.

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