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Gildo González Angulo/SIPSE

Pablo Tut es un joven artista de la península de Yucatán que forma parte de la exposición “Modos de Ver” que se presenta en el centro cultural Mérida Olimpo. Su pieza se titula “Lícito lúcido, mirador para museo” 2018, una instalación de pulcra realización y atinado sentido crítico institucional.

Le pido unos minutos para platicar y accede gentilmente. Al felicitarlo primero por la obtención de la beca-patrocinio que significa la posibilidad de realizar la pieza que expone en “Modos de ver”, me comenta que se siente satisfecho por el logro pero que no deja de pensar en el futuro, que vislumbra muy poco halagador. Es más, está considerando realizar una maestría en Europa que le amortice más conocimiento y otras oportunidades de continuar su carrera de artista.

Su respuesta me pone a pensar en lo complicado que resulta encauzar una vida profesional para un joven, talentoso, centrado y dedicado como él. Le comento que ya ha dado los primeros pasos con firmeza y decisión y los resultados son significativos.

Hablamos de la preocupación por cómo es asimilado el arte contemporáneo, de la problemática que existe alrededor de la legitimación y del interés por auspiciar proyectos de esta naturaleza.

Por sus respuestas puedo conocer sus aspiraciones y también sus preocupaciones y deja muy claro que desde hace tiempo tomó la decisión de dedicarse al arte visual.

A Pablo no deja de interesarle el público, colaborar en su educación, contribuir de alguna manera con su arte para crear momentos que abran las puertas a un territorio poético en el que no se permite la pasividad o la simple contemplación. Y aunque procura entablar discursos que considera asimilables a nivel regional, su trabajo rebasa las fronteras localistas para abrirse a todo tipo de públicos.

Es interesante platicar con un joven que tiene muy claro el panorama que enfrenta y comienza a participar con tan buen resultado en colecciones, como la que ahora se presenta en el Olimpo. Su discurso no deja de ser fresco, sin pretensiones ni poses, lo cual deja ver un artista consciente de la importancia de no perder de vista el complicado terreno en el que se desenvuelve.

Le otorga un interés especial a los errores como parte importante de la experimentación y del hallazgo, como un proceso que en ocasiones puede resultar mucho más creativo.
No deja de sorprenderme a cada respuesta, su agilidad trasciende como parte de su personalidad, entre seguro y agradecido.

Cuando nos enfocamos en la conceptualización de su pieza, reafirmo que no ha dejado espacio a la improvisación. Es muy claro y conciso tanto en los procesos teóricos como en los constructivos.

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