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En las últimas semanas me ha tocado asistir –a invitación de los maestros Roger Metri y Verónica García (de otros partidos no sé si sea de su interés)- a reuniones de los candidatos de la alianza Todos por México (PRI, PVEM y Panal) en las cuales se han abordado asuntos de la mayor relevancia en temas de cultura y arte.

Lo más importante de todo es que en esas reuniones los aspirantes al Ejecutivo, Mauricio Sahuí Rivero, y la Presidencia Municipal de Mérida, Víctor Caballero Durán, han escuchado directamente y sin restricciones los puntos de vista, opiniones, críticas y señalamientos de quienes se ocupan del quehacer cultural y artístico en el Estado y la capital yucateca.

Los que en esos foros se han expresado no se han andado por las ramas. Han sido claros y directos cuando de presentar demandas o señalar carencias se ha tratado. Y los candidatos y quienes están comisionados para hacerse cargo de la organización de los actos con la comunidad artística e intelectual han “aguantado vara” y han ido más allá al afirmar que para eso son las reuniones: no para oír elogios sino análisis y propuestas. Celebro que así sea de un lado y de otro.

Tanto Mauricio Sahuí como Víctor Caballero han hecho promesas muy concretas –que de quienes las recibieron depende que no sean “de campaña”, sino que llegado el caso sean realizaciones- en beneficio de quienes son la conciencia de la sociedad. Por ejemplo, el candidato a la gubernatura anunció que si llega al cargo se ocupará de ver que se haga realidad la casa del artista y de que la cultura y el arte lleguen a los otros 105 municipios en igualdad de condiciones que en Mérida. Caballero anunció apenas el sábado 9 pasado que hará el Instituto de Cultura municipal y vigilará que a quienes sirven desde la trinchera del arte y la cultura a los meridanos se les pague bien. También apoyará la profesionalización de los artistas, incluidos los tríos de la Plaza Grande que, a decir verdad, hoy día, excepto dos o tres (uno de ellos el que dirige Gregorio Brito: Los tres yucatecos) dejan mucho que desear en cuanto a calidad y cuidado de la trova yucateca.

Una petición que me atrevo a hacer desde aquí –y que ya he planteado desde hace algunos años a otros candidatos a la alcaldía- es la reestructuración del Consejo de Cronistas de Mérida que actualmente sólo consta de dos (uno por la edad ya debe estar fuera, otro murió y uno más renunció hace ya una década o más) y que sea de verdad testigo fiel del desarrollo y vigilante de la riqueza histórica de la ciudad. Y que tengan un reglamento bien redactado.

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