"Ofensas al deporte y la cultura maya"

Dos temas son ineludibles en estos días para los aficionados al deporte: el beisbol y el boxeo.

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Dos temas son ineludibles en estos días para los aficionados al deporte: el beisbol –donde los Leones de Yucatán están de nuevo en las instancias finales- y el boxeo –uno de los pocos deportes en los cuales México puede presumir sus logros-. Ambas actividades muy lejos hoy de lo que antaño ocurría. Claro, hablamos, en lo que toca al pugilismo, de púgiles mexicanos como El Ratón Macías, Vicente Saldívar, Pajarito Moreno, o de Joe Louis, Emile Griffith, hasta Cassius Clay (luego Muhammad Ali), y en el beisbol, de Cuco Toledo, Huevito Álvarez, Zacarías Auais, quizá Musulungo Herrera y, sobre todo, mi gran ídolo Willie Stargell, toletero de los Piratas de Pittsburgo en las Grandes Ligas.

Entonces, los deportistas no se preocupaban tanto de su figura. Recuerdo a un beisbolista, Obed Plascencia, primera base de los Tigres entonces capitalinos, que lucía una prominente barriga (en la Liga Mexicana de Verano le decían Trucutrú y en la de Invierno El gordo de oro, se ha de imaginar por qué). El mismísimo Pops, apodo del jardinero izquierdo y primera base de los Piratas (miembro del Salón de la Fama) no era precisamente un ejemplo de atleta, pero logró batear 2,232 jits, incluidos 474 jonrones. Hoy es difícil ver a un pelotero panzón y cada vez menos hay chaparros, como el Huevito Álvarez o el extraordinario Géner Rivero, amo de las paradas cortas melenudas, hasta que llegó otro maravilloso fildeador, Juan José Pacho.

Pero, ¿a qué viene todo esto? Nada más a decir que nuevamente este año, con todo y mi afición al beisbol, no fui a ningún partido de los Leones en Mérida porque mantengo mi protesta desde el día que le pusieron el apodo de Álamo al Kukulcán (mejor le hubieran cambiado el nombre y no afrentar a nuestra serpiente emplumada), y ahora sumo otra por la ofensa que un vil correlón como Floyd Mayweather y su patiño Conor McGregor hacen al boxeo.

Hoy los deportistas se cuidan más, pero las empresas cuidan menos el deporte. Todo es dinero. Así no juego. n

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