Recorrer Yucatán es algo que nos debe llenar de motivos para compartir todo lo que aquí tenemos, desde el simple hecho de manejar en nuestras tranquilas carreteras, mirar la puesta del sol teniendo de fondo esos paisajes únicos de la península o ese sabor tan característico de la comida yucateca, en fin, el Estado se comparte solo.

Y precisamente algo que no puede quedar fuera de nuestras recomendaciones son los cenotes que hay en nuestra tierra, esas maravillosas formaciones naturales en las que nuestros ancestros mayas realizaron desde rituales en honor a los dioses o incluso fueron utilizados como refugios durante los tiempos de guerra.

En esta ocasión decidí visitar el parador ecoturístico x’Tohil, al que se le dio este nombre porque en tiempo de primavera el pájaro toh decide anidar en uno de sus cenotes; este lugar se encuentra a un kilómetro de la iglesia gótica de Eknakán, comisaría del municipio de Cuzamá. El sitio es administrado por una cooperativa de aproximadamente 20 familias originarias de la misma localidad.

X’Tohil tiene apenas un año de haber iniciado funciones como parador ecoturístico, por lo que las bellezas que encontrarás ahí te dejarán plenamente sorprendido. El recorrido se inicia en un truck que te llevará a conocer los 4 cenotes del lugar, y, en mi humilde opinión, el primero es el más bello.

Algo que me llamó la atención son las historias que nuestro guía Pedro nos platicaba, y que están relacionadas con los rituales que se tienen que hacer en cada uno de los cenotes con la intención de pedir permiso y poder trabajarlos, de lo contrario los dueños de esas formaciones podrían jugar alguna que otra travesura. También nos habló sobre los aluxes y las creencias que muchos de la zona tienen sobre estos seres míticos mayas. Sin duda nos abrió más el panorama de todo lo que nuestro Estado envuelve y que se puede relacionar con el turismo.
Con todo esto atrás, seguiré recorriendo Yucatán para así poder contagiarlos del espíritu del yucateco viajero.