Quizá no comprenda la economía, pero tampoco la economía me comprende a mí.- Lyn Yutang

Se dice que halago en voz propia es vituperio. En este espacio editorial no suelo hacer referencias de ninguna experiencia a título personal, no obstante ello, realizaré una simple descripción documentada de algunas ideas que sostuve, y sostengo, en relación con el tema del petróleo en México.

Hace ya algunos años, realicé una defensa en examen oral de mi tesis de grado que me permitió conseguir el título de Doctor en Derecho en la UNAM. En ella, dije que era un peligro para los mexicanos continuar avanzando en el proceso privatizador del petróleo en México. Hoy, desgraciadamente, mi hipótesis se cumple “al pie de la letra”. Los precios de los combustibles se rigen por la ley de la oferta y la demanda.

El costo del litro de la gasolina en nuestro país sigue incrementándose sin tener para cuándo detenerse. Hecho que genera que suban también los demás productos aparentemente no relacionados con este energético.

Sostuve en mi tesis que la reforma integral de Pemex no debía privatizar el sector petrolero ni el de la petroquímica básica. La privatización como modelo de desarrollo no era la alternativa para modernizar a Pemex, ya que los intereses privados transnacionales sólo abogan por sus utilidades y no tienen ningún compromiso con el desarrollo y el crecimiento económico. Dije también que sostener lo contrario era parte del discurso de los hombres del capital.

Insistí en la tesis en que nuestro país debía aprovechar la globalización económica sin perder soberanía. Esto más allá del discurso del nacionalismo trasnochado de los grupos disfrazados de izquierda revolucionaria.

A pesar de su falta de reinversión en ella, Pemex se hallaba entre las 15 empresas trasnacionales más importantes del mundo.
Empero, hoy día, pregunto: ¿Esa reforma estructural del petróleo ayudó a mejorar la economía y la vida de millones de mexicanos? ¿Está Pemex hoy mejor que ayer?

El mundo de hoy no puede ser percibido como una regla matemática, sin mayores posibilidades que un modelo determinado. Aunque el mercado hoy nos puede dar la impresión de ser la única alternativa posible.