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Propongo una “Ley para el Desarrollo Sostenible de las Comunidades Rurales del Estado de Yucatán”.

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El fin de semana se llevó al cabo en Mérida la 3ª Expo Foro Ambiental, cuyo lema rezaba: “Yucatán Orgánico y Sustentable”. Pero más que un eslogan, esta frase denota una buena intención. Y las buenas intenciones deben ser acompañadas de acciones certeras, contundentes, enfocadas y dedicadas a privilegiar el interés superior de todos, y liberadas por completo de cualquier atadura a intereses particulares, económicos, o políticos.

Tengo la impresión, gracias a señales visibles que han emanado de la administración estatal que encabeza el Lic. Rolando Zapata Bello, de que este asunto no es una frase bonita. Una de esas señales es el decreto número 117, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 28 de octubre de 2013, que establece el área natural protegida reserva estatal geohidrológica del anillo de cenotes, primera y hasta hoy única reserva de este tipo en todo México, que pretende preservar tanto la cantidad como la calidad del agua presente en los mantos de dicha región.

Otra importante pista es el decreto 418, publicado el 26 de octubre de 2016, mediante el cual se declara a Yucatán zona libre de cultivos agrícolas con organismos genéticamente modificados. Asimismo, un tema abordado precisamente en los discursos de inauguración del mencionado evento es que los apoyos a los productores del campo son mayores (en porcentaje) para aquellos beneficiarios que puedan comprobar que en sus cultivos aplican técnicas orgánicas. Parece ser que el tema del desarrollo sustentable no solamente es una buena intención de este gobierno, sino que se está acompañando de acciones.

Creo también que aún hace falta fortalecer y consolidar los instrumentos que he mencionado y otros más que pudieran existir. Por ejemplo el decreto de la reserva geohidrológica la define y la ubica geográficamente, además de señalar objetivos marco, pero haría falta otro elemento que la haga aterrizar. El otro decreto, el de los organismos genéticamente modificados, podría ser atacado legalmente por quienes tienen interés en introducir a Yucatán ese tipo de cultivos, y según opiniones de expertos, podrían ganarnos fácilmente la batalla jurídica. Por otro lado, estamos a un año y medio de un cambio de administración, y si no existe un instrumento que vuelva imperativos estos temas, se corre el riesgo de perder esos avances.

Por eso me gustaría proponer una “Ley para el Desarrollo Sostenible de las Comunidades Rurales del Estado de Yucatán”, que introduzca la sostenibilidad como pilar para generar orgullo de pertenencia al medio rural, que motive la incorporación de más jóvenes y mujeres para evitar la migración al medio urbano y que establezca reglas y condiciones para generar desarrollo y prosperidad en el medio rural. Si entre mis amables lectores se encuentra algún diputado, le ruego considere esta posibilidad.n

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