Escrito a las tres de la mañana, de Joaquín Filio

La semana anterior inicié con una serie de textos retomados de otras publicaciones, el objetivo es dar a conocer un poco de lo que los escritores jóvenes en Yucatán.

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La semana anterior esta columna inició con una serie de textos retomados de otras publicaciones, cuyo objetivo es dar a conocer un poco de lo que los escritores jóvenes están creando en Yucatán. Una característica de los nuevos creadores literarios es la multiplicidad en sus temas y el turno es para Joaquín Filio y su capacidad para escribir la intimidad:

“Algún día enterraré a nuestros gatos, lo sé. Sobre todo cuando se encierran en sus más obstinados pensamientos a la hora de la comida, y uno se queda callado, intentando descifrar el idioma de su respiración meticulosa que se confunde con un agradecimiento de a poquito.

Me conmueven los gatos que regresan de la muerte felices, esos que dan a luz a la mitad de un basurero y les regalan a sus crías el consejo más hermoso: la orfandad.

Me fascinan los gatos siameses que caminan a través de sombras, esculturales, tremendos, porque en sus pasos de vidrio no queda sitio para las dudas; y en el espejo de la noche se reconocen, beben siluetas, maúllan un blues.

Me encantan los gatos pardos, genéticamente imposibles, arrojados casi siempre hacia los rincones de una ciudad sonámbula.

Adoro a los gatos moribundos, escasos de argumentos sobre la vida. Estoy seguro de que fueron sobornados por la noche. A veces, cuando escucho sus pasos insomnes, dejo un plato lleno de aves y peces, si es que acaso la oportunidad lo amerita.

Me gusta la cicatriz que permanece en los muebles de las salas, en los edredones o en los zapatos, anticipo siempre unas garritas que se despiden.

Admiro a los que se durmieron para siempre debajo de unas llantas, los gatos anestésicos de veneno, o los que sucumbieron por la mediocre tarea de velar a la luna, ya que encima de sus cadáveres construiremos casas y, tal vez, uno o dos cementerios.

Estoy felinamente convencido, esta madrugada dejaré la ventana abierta”.

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