Redacción constitucional, entre el sí pero no y el no pero sí

La forma en que algunos artículos están redactados llama poderosamente la atención.

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Las leyes son como las salchichas. Duermes mucho mejor cuanto menos sepas cómo se hacen.- Otto Von Bismarck

El texto constitucional federal mexicano es el resultado del devenir histórico de nuestro país. Las luchas internas y externas, entre otros factores, han investido de una determinada configuración al documento. La forma en que algunos artículos están redactados llama poderosamente la atención. Por ejemplo, dice la Fracción II del artículo 115 de la Constitución Política federal: “Los municipios estarán investidos de personalidad jurídica y manejarán su patrimonio conforme a la ley”. Sin embargo, la Fracción IV del mismo artículo sostiene que: “Los municipios administrarán libremente su hacienda, […]”. Entonces, ¿cómo administrarán su riqueza los municipios? ¿Libremente o conforme a la ley? Resulta una ambivalencia.

Otros artículos están redactados prohibiendo y luego liberando, se pone el candado y luego se da llave, es una especie de no pero sí. La Fracción VI del artículo 82 sostiene que es requisito para ser presidente de la República: “No ser secretario o subsecretario de Estado, Fiscal General de la República, ni titular del poder ejecutivo de alguna entidad federativa, a menos de que se separe de su puesto seis meses antes del día de la elección”. Se pudo haber redactado en otros términos, pero por alguna causa se hizo como está.

También se da el caso de sí pero no, como en el artículo 1: “En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece”. Pero en realidad, en México, jurídicamente no todas las personas son iguales, hay diferencias entre mexicanos por nacimiento y naturalizados y extranjeros.

La Constitución Política federal mexicana está viva, siente y palpita o, como diría Charles Louis de Secondat, señor de la Brède y Barón de Montesquieu, las leyes tienen espíritu, sólo hay que desentrañarlas, explicar el texto normativo que persigue su esencia.

¿Y las faltas de ortografía en las constituciones, apá? Esa es otra historia.

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