Keisuke Honda, una revolución en proceso

Lo del japonés no es un simple fichaje, pero tiempo al tiempo...

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En años pasados los aficionados al futbol mexicano se han quejado del paupérrimo nivel de los refuerzos extranjeros que han llegado a la Liga Mx y que han tapado la salida de jóvenes talentos. Sin embargo, la tendencia en temporadas recientes ha cambiado, se han fichado figuras de gran nivel como André Pierre Gignac, delantero francés que ayudó a poner nuestra liga en un plano internacional, o jugadores como Edwin Cardona, Walter Gargano, Eduardo Vargas, Rogelio Funes Mori, Martín Rodríguez, Ángel Mena o Franco Jara que llegaron para aportar al espectáculo del balompié nacional.

Ahora, el Pachuca, después de vender a Hirving Lozano al PSV holandés y finalizar la transacción de uno de los tridentes más prometedores de la historia del club (Damm, Pizarro y Lozano), buscó a un futbolista de calibre internacional -Keisuke Honda- para suplir la ausencia del mexicano.

El japonés llegó a Hidalgo después de cuatro años con el Milán, en el cual portó el dorsal número 10 y salió sin pena ni gloria tras arribar con un cartel de “crack” a la institución italiana.

En su presentación con Tuzos, Honda aseguró, entre aplausos y vítores del público, que “quiere ayudar lo más que pueda al equipo”, pero que “por favor hablen español despacio” ya que todavía no domina el idioma de este país.

El nuevo jugador del Pachuca tendrá mucho que mostrar en su etapa en las tierras del águila y el nopal, ya que, a sus 31 años de edad, se encuentra comenzando la parte de declive de su carrera.

Esto, no obstante, no quita el impacto que el zurdo puede llegar a tener. Su talento es de aquellos que trascienden a nivel de selecciones y lo catapultó a la fama tras ser clave en la clasificación de su país a los octavos de final en el Mundial de Sudáfrica 2010. En mi opinión, Honda podría llegar a desarrollar el mismo tipo de “revolución” que Gignac hizo en Monterrey con los Tigres de la UANL, tanto dentro como fuera de la cancha. Tiene la magia guardada en ese pie izquierdo privilegiado; lo demás llegará conforme él demuestre resultados en la cancha.

Fuera del plano futbolístico, será fascinante analizar cómo reacciona el mundo que rodea y da vida al futbol: los fanáticos. En un entorno cultural que encuentra héroes en los atletas que patean una pelota ya tenemos personas que nombran a sus hijos André Gignac, en Nuevo León, y que llevan sus banderas de Francia a los partidos en el “Volcán”. Ya me imagino el Estadio Hidalgo volcado tras un doblete de su nuevo jugador, con banderas japonesas y nuevos niños viniendo al mundo con el nombre de Keisuke Pérez. Más que un fichaje, Keisuke Honda es una revolución en proceso.

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