Desintoxícate

Debemos dedicar un tiempo diario a la introspección, al descanso de los sentidos, al silencio...

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Se acercan las vacaciones de verano y qué mejor momento para comenzar una desintoxicación. La verdad es que nunca es un mal momento, no es necesario esperar el fin de año, el equinoccio o a la luna llena. Sólo es necesaria la voluntad de cambiar y de analizar nuestra propia vida y nuestra propia esencia en busca de respuestas adecuadas.

Básicamente hay tres cosas que nos intoxican, casi sin darnos cuenta, día a día y minuto a minuto. Continuamos con estos malos hábitos que no sólo envenenan nuestro cuerpo sino también nuestra mente y nuestro espíritu.

El primero es la alimentación, que debería de llenarnos de nutrientes y de energía y de manera inconsciente intoxica nuestro cuerpo. Qué diferente reacciona nuestro organismo cuando tomamos jugos naturales, o comemos verduras frescas o carne sin hormonas. Es cierto que la velocidad de la vida nos deja muy poco tiempo para nosotros mismos y para dedicarle a nuestra comida.

Comemos rápidamente cualquier cosa procesada, tomamos jugos envasados y nos detenemos poco a pensar qué significa esto para nuestro cuerpo y para nuestra energía. No sólo hablo de adelgazar, sino más bien de estar sanos, de tener la energía necesaria para enfrentar los retos que se nos presentan.

Somos lo que comemos, nuestro cuerpo es un reflejo de lo que lo alimenta, así que si queremos un cuerpo sano, que responda con agilidad y con vitalidad a nuestros días, debemos de preocuparnos más por nuestra alimentación. Incluir comida sana, orgánica, recién preparada y sin conservadores ni endulzantes o colorantes artificiales. Tal vez no todas las comidas pero debemos de comenzar a incorporar en nuestra alimentación vegetales y frutas que no tengan plaguicidas ni ceras, carne que no contenga hormonas, y tomar más agua, sobre todo en días de calor.

El segundo factor que nos debería de alimentar son nuestros sentidos, que hoy se encuentran saturados de información. Nuestra vista, el oído, el gusto, el tacto, debemos de procurar todos los días darles un descanso de la televisión, del teléfono, de los anuncios espectaculares. Debemos dedicar un tiempo diario a la introspección, al descanso de los sentidos, al silencio, a observar la naturaleza, a no tener prisa por un breve espacio de tiempo y disfrutar unos minutos en soledad y en nuestro pensamiento, evitando que nuestros sentidos se saturen y puedan alimentar a nuestro espíritu. Con disciplina hay que alejarnos de los medios electrónicos por momentos y dejar de estar pendientes de las notificaciones. Hay potenciadores de nuestro equilibrio que deben ser aprovechados. En ocasiones no tenemos el tiempo o el dinero para viajar, pero siempre tenemos nuestra mente, mantén en ella imágenes de lugares que te producen paz y recurre a ellas de vez en cuando, acompáñalas con música relajante y con un momento de descanso concentrado en tu respiración, esto enriquecerá tu día.

La tercera cosa que debe de nutrirnos y en ocasiones nos intoxica es la compañía. Mantente alejado de las personas tóxicas y asegúrate de no convertirte en una de ellas. No hables mal de los demás, por el contrario, trata de encontrar la parte buena en todas tus relaciones y potencialízala, dicen por ahí que si lo que vas a decir no es mejor que el silencio, no lo digas. Cuando alguien no aporte algo bueno a tu día, cuando no sume, cuando lo que hace siempre es quejarse, ser negativo o criticar procura pasar menos tiempo con ella y rodéate de personas activas que te ayuden a desarrollar tu potencial de felicidad, personas con las que puedas realizar actividades o que traigan paz y satisfacción a tu vida. Las personas tóxicas nos restan energía y nos hacen enfocarnos en la parte negativa de la vida. Sé una persona proactiva y rodéate de personas con tu misma sintonía. Vive tu pasión y tus hobbies y dedícale tiempo a tu espíritu.

Ten siempre un momento en tu semana para acercarte a la naturaleza, no tiene que ser un viaje espectacular y lejano. La naturaleza nos rodea, puede ser un momento en un parque, observar una planta que crece en una maceta, dedicarle tiempo a mirar un atardecer o sólo el cielo, con su movimiento de nubes. Unos minutos sentado, relajado, observando lo que nos rodea y respirando profundamente pueden ser el almacén de energía que necesitamos para continuar nuestro día.
Y lo más importante, muévete. La vida de hoy nos hace ser sedentarios. Regálate 30 minutos cada mañana para caminar a buen ritmo, permitiéndole a tu cuerpo disfrutar de la movilidad.

Comienza tu proceso de desintoxicación e incorpóralo a tu vida, a tu día a día, haciendo un cambio a la vez pero eligiendo siempre las opciones sanas que se te presenten. Comienza hoy y en pocos días notarás la diferencia.

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