El aquí y el ahora

Vivir el presente no significa que niegues u olvides tu pasado.

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El ser humano vive y se desarrolla casi siempre en una especie de jaula, un espacio en el que añora lo que tuvo o lo que recuerda que tuvo, y lo que podría tener, el lugar al que podría llegar si… Pero esto no es más que una trampa que nos impide disfrutar del presente, una trampa en la que nos refugiamos por miedo, por miedo al cambio, por miedo a no ser aceptados, por miedo a haber perdido los mejores momentos y no ser capaces de recuperarlos.

Pero en definitiva la vida sólo es lo que tenemos aquí y ahora. No es lo que fuimos o lo que pudimos ser o lo que podríamos llegar a ser si las estrellas y los planetas se alinean y logramos un futuro perfecto. Tenemos que aprender a vivir en el presente, a disfrutar lo que tenemos hoy porque todo lo demás no existe. El pasado en ocasiones pesa demasiado, tanto que nos aleja de la felicidad y comenzamos a soñar en qué seria si pudiéramos cambiar las circunstancias que nos rodean. Pero todo es ficción, y sin embargo dejamos que pasen los segundos sin disfrutarlos y solo imaginando cómo sería el mundo si… y entonces imaginamos miles de escenarios de un presente diferente si hubiéramos tomado otras decisiones en el pasado o de un futuro brillante y feliz alejado de los problemas.

Vivir el presente no significa que niegues u olvides tu pasado, todo lo contrario, eres lo que eres hoy, gracias a él y a todas las experiencias que viviste. La experiencia te sirve para tomar decisiones más sabias si logras aprender de ella. Pero si sólo la cargas y la traes al presente constantemente, sólo es un lastre para tu felicidad. Tampoco significa que no pienses en el futuro, la mayoría de las personas edificamos día a día nuestro futuro y debemos pensar en él, hacer planes, soñar, pero no debemos dejar de disfrutar o vivir el presente por la promesa de un futuro creado en nuestra imaginación.

En lo primero que debemos hacer conciencia, para gozar el presente, es que éste es nuestro único momento real, el único momento en el que verdaderamente podemos actuar. Debemos además comprender que algunas experiencias causan dolor, que hay momentos difíciles pero que sin duda siempre vale la pena vivir y seguir adelante, agradeciendo cada instante y cada posibilidad que se nos presenta.

También es importante conocernos realmente, tomarnos el tiempo de viajar a nuestro interior y aceptar nuestras debilidades y fortalezas. Conocer nuestras trampas a la felicidad, nuestros miedos. Esto lo logramos tanto mirando al interior como observando nuestras relaciones con otras personas y como nos perciben, por que la negación es parte de este proceso de autoconocimiento y nos hace tener puntos ciegos en nuestra personalidad que no podríamos ver si no observamos nuestro reflejo.

Somos seres libres y, a veces, no queremos reconocer las características de nuestra propia libertad. Somos libres de tomar cualquier decisión que queramos pero tenemos que aceptar siempre las consecuencias de nuestras decisiones. Es cierto que en ocasiones las consecuencias no eran claras cuando tomamos una decisión pero ese es el costo de la libertad y no eres realmente libre hasta que lo asumes, hasta que aceptas las consecuencias como parte del proceso y como herramienta de aprendizaje.

Como siempre la verdadera clave está en el amor, que debe ser la base de nuestra vida y de nuestras decisiones. Amor por nosotros mismos, por nuestra pareja, nuestros hijos, la comunidad, el planeta.

Deja que el amor fluya y acéptalo, permítete reconocer el amor en las personas que te rodean y reconócete como digno de él. Las personas que te rodean son importantes y al elegirlas debes de pensar que sus conceptos, sus sentimientos son los que te acompañaran en la vida. Rodéate de personas optimistas, amorosas y felices y recuerda que cada segundo de tu vida cuenta, no vivas con temor al fracaso por que éste es sólo una experiencia mas, recuerda que “comenzar de nuevo” no significa volver a cometer los mismos errores, si no más bien tener una nueva oportunidad para hacerlas cosas de otra manera, aplicando lo que aprendiste.

Cada día te regala 86 mil 400 segundos nuevos para vivir plenamente y para elegir el tipo de persona que quieres ser y cómo quieres vivirlos. No desaproveches los de hoy y comienza una nueva forma de vivir gozando siempre del aquí y el ahora.

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