¡Pleibol amigo!

Conocí a Russell Augusto Gutiérrez Canto hace más de dos décadas, cuando, por azares del destino, yo laboraba para una producción editorial de Grupo SIPSE de la cual él era columnista.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Conocí a Russell Augusto Gutiérrez Canto hace más de dos décadas, cuando, por azares del destino, yo laboraba para una producción editorial de Grupo SIPSE de la cual él era columnista. Un sabio del beisbol y el futbol americano, gustos que comparto.

Sin embargo, nos hicimos amigos años después, cuando comenzamos a compartir oficina. Siempre le dije que no entendía cómo hacía para no perder el buen humor, las ganas de hacer producciones enormes con el único fin de hacer reír, atento a su alrededor, un humorista político que pocos conocieron porque dedicaba sus horas sólo para los más cercanos. Ocurrente como pocos, nunca sabías qué pasaba por su cabeza, hasta que lo expresaba. Tranquilo, decía que hasta el último minuto tenía 60 segundos. Aun para llegar a su asiento en el estudio de televisión, donde el estrés que representa la hora no lo sacaba de control. Un ejemplo verdadero de que quien disfruta lo que hace nunca trabajará.

Gozaba las estadísticas, conocía los nombres, los años, las edades y hazañas de quienes jugaban. Era un placer ver un partido documentado por sus comentarios, no sólo cuando transmitía, también cuando descansaba porque sabía compartir.

Quienes lo conocieron también como yo deben tener cientos de anécdotas sobre sus ocurrencias, sus dichos, sus momentos de grata conversación, sus opiniones, aun las políticas. Su narrativa era simplemente hilarante.

Creo que los genios siempre serán recordados por su aportación a la vida. Amó a Mérida tanto que no aceptó mudarse a pesar de las propuestas de trabajo que tuvo a lo largo de su carrera. A partir de hoy no volveré a ver su sonrisa, pero me quedo con muchas historias, con tantas anécdotas y la certeza de que nos volveremos a encontrar.

Mientras, aprovecho que es lunes y que vuelvo al lugar de sus éxitos para mandar un abrazo a todos los que lo quisieron y admiraron. ¡Pleibol amigo!

Lo más leído

skeleton





skeleton