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Tener buena compañía es un regalo que les deseo a todos. No hay nada mejor que la buena conversación, la identificación con los temas del otro, las coincidencias en el análisis de la evolución, estar acompañados más que físicamente, de esa forma intelectual que te hace gregario, en la que sientes que caminas en compañía.

Y esos temas deberían subir hasta los aspirantes de los partidos políticos y los independientes, quienes necesitan de buena agrupación para convencer a un electorado harto de lo mismo todos los días.

Según escucho en la calle, en el café y hasta en las tan mentadas redes sociales, muchos ciudadanos están tan cansados de sentirse engañados que prefieren hasta un meteorito con tal de ser respetados.

Pero me cuestiono para qué tener buena compañía en tan alto cargo si aquí abajo andas buscando diversas formas de mejorar tu vida sin esfuerzo.

Antes había tocado este tema de los que sienten que no deben sacrificar nada, que son muchos, para obtener ventajas. De quienes te hablan de buscar puestos de elección popular para ganar dinero, de los que te piden 100 favores para tener la atención que ellos, sus familiares o sus amigos necesitan. Y entonces ¿qué pasará cuando ese personaje que guíe los destinos de la nación sea tan honrado como esperan?
No me interesa que traigan a Barrabás a gobernar, lo que necesito en mi país son ciudadanos comprometidos con las causas, que no den mordida, que no compren boletos en reventa, que no se estacionen en segunda fila, que no manden a un menor a comprar sustancias para adultos, que no pidan beca si no la necesitan. Y así una lista sin fin.

Yo mejor aprovecho que es lunes y que tengo buenas compañías para seguir construyendo en conjunto a pesar de la temperatura. ¡Que sea feliz!

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