La falsa verdad

Quizá porque es divertido ver cómo otros se ponen en ridículo o porque nos libramos de culpa cuando es otro quien protagoniza el espectáculo.

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Esta semana un experimento en redes sociales y la velocidad con la que el video se volvió viral me puso a pensar en el peligro al que nos exponen las ganas de aceptación que los humanos hoy tenemos y que se pueden ver reflejadas en las actividades que realizamos todos los días para obtener muchos “me gusta”.

Sin querer, los cibernautas de a pie publicamos una cantidad de información de la cual desconocemos su procedencia y, una vez más, su veracidad. Quizá porque es divertido ver cómo otros se ponen en ridículo o porque nos libramos de culpa cuando es otro quien protagoniza el espectáculo. Eso me hizo recordar un reporte que leí antes sobre sitios que dedican su labor a generar fake news o noticias falsas con el único propósito de conseguir más seguidores que reproduzcan su información y así obtener dinero por la publicidad que las empresas les dan.

Ganar recursos no está mal, lo que critico es la forma en la que buscan obtener los pesos. Los números dicen que la velocidad con la que una noticia de dudosa procedencia gira alrededor del mundo es casi mágica, aun en países donde el índice de alfabetización es elevado.

Ejemplo de ello son las investigaciones que pesan sobre las informaciones falsas que inundaron las redes sociales durante el período electoral en los Estados Unidos y las implicaciones de la intervención de otro país. No entiendo cómo en naciones de Latinoamérica, como México, eso podría alterar el rumbo de los comicios. La posibilidad de tener al mando de campañas de internet a personas con pocos conocimientos y mucha iniciativa es realmente peligrosa. Y más la réplica que estos datos podrían tener sobre la población con más conexión que ganas de confirmar lo que leen. Afortunadamente hay muchos que todavía creen en la confirmación.

Yo aprovecho que es lunes, que ya pasaron los fieles difuntos y que todavía es noviembre para buscar compañía y hacer algo de conversación en vivo para luego publicar en redes sociales. ¡Que sea feliz!

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